Por cuarto día los habitantes de Chiapa de Corzo vestidos de parachicos salieron a danzar para rendir honor a su santo patrono

Daniela Grajales NOTICIAS

PIE DE FOTO: CHIAPA DE CORZO, celebra a San Sebastián Martir con la salida del mayor número de parachicos y chiapanecas.
Foto. Luis Vallejo

Este 20 de enero se celebró a San Sebastián Mártir, considerado el santo patrono de Chiapa de Corzo, los habitantes celebran con danzas tradicionales como la del parachico, de las chuntá y música del tambor y pito.
Este día es considerado como el día principal de toda la fiesta religiosa, por lo que es la cuarta salida de los Parachicos, y donde sale el mayor número junto a las Chiapanecas, salen a bailar a las calles del pueblo mágico.
A pesar de la pandemia los visitantes han arribado a Chiapa de Corzo, siguen el recorrido a la casa del prioste, anteriormente se ofrecía comida, la tradicional pepita con tasajo; a la que se le da el nombre de Comida Grande, porque es una comida ritual y comunitaria.
Sin embargo, la fiesta no acaba aquí, le siguen los días 21, 22 y 23 de enero, donde el río grande y el Parque Central de esta ciudad son escenarios de la fiesta.
El día de hoy 21 de enero comienza el ritual ceremonial a la diosa del agua «Nandadá» de los indios Chiapa, en el río Nandiume o río grande.
Los habitantes del Chiapa de Corzo comentan que este ritual a través del tiempo ha cambiado y es así como surgió el «Combate Naval», tornándose de una manera equivoca.
La historia cuenta que “en la época prehispánica, los indios Chiapa hacían el ritual a medio río, ahí, se enfrentaban dos o más canoas, cada una con su tripulación; y al darse el encuentro, entre gritos de alegría, se arrojaban flores entre sí, y depositaban semillas y frutos en las aguas del río; al tiempo que pedían a la diosa del agua, lluvia y cosecha en abundancia; era, una especie de guerra florida”.
En los festejos de San Sebastián participa todo el pueblo de Chiapa de Corzo y también personas que llegan de los dos municipios colindantes.
Desde las personas mayores, que comparten las anécdotas de la fiesta de antes, hasta los más pequeños que se van sumando a esta festividad y es que esta convivencia que se inicia desde la primera semana de enero se ha vuelto patrimonio cultural de la ciudad.