Los hermanos Suárez Coutiño tratan de preservar la tradición, pues desde muy pequeños sus padres les inculcaron el amor a este oficio artesanal

DANIELA GRAJALES NOTICIAS

PIE DE FOTO: La pandemia pone en riesgo el oficio artesanal de la elaboración de máscaras talladas en madera y la pintura de laca en Chiapa de Corzo, actividades principales en la llamada Fiesta Grande.
FOTO: Irazú Jiménez

La pandemia del Coronavirus, presente desde hace dos años en Chiapas, ha provocado que muchos artesanos dejen el oficio de la elaboración de máscaras talladas en madera y la pintura de laca, principalmente en estas fechas tan importantes en donde se celebra la Fiesta Grande en Chiapa de Corzo.
Jesús Ignacio Suárez Coutiño, artesano que elabora máscaras en madera, dijo que antes de la presencia del COVID-19 entregaba de 10 a 15 máscaras para quienes gustan bailar Parachicos en estas fiestas de enero, pero ahora son pocos los pedidos que tiene.
“Fue un golpe muy fuerte porque años pasados entregaba de 10 a 15 máscaras ahora sólo voy entregando dos y algunos artesanos de más años me dicen que entregaban hasta 30 y ahora han entregado menos de 10; la gente se ha desgastado y como han prohibido que la gente baile todo el día ya no quieren invertir en su vestimenta, menos en las máscaras que antes era de las cosas principales que alistaban desde cuatro meses de anticipación”, agregó.
El joven artesano dijo que están luchando porque la pandemia no termine con esta tradición de la Fiesta Grande, aunque entienden que la economía de la gente se ha desgastado por esta enfermedad.
Y es que la elaboración de máscaras talladas en madera y la pintura de laca ha perdurado a través de varias generaciones en la familia Suárez Coutiño, ellos son habitantes del pueblo mágico de Chiapa de Corzo que se dedican a elaborar máscaras de parachico, chinchines, artesanías pintadas con laca entre otras curiosidades que representan a los chiapacorceños.
Con sus manos artesanas hacen de esta actividad el sustento económico, aunque señalan que ahora es para preservar la cultura del pueblo.
Segundo de Jesús Suárez Coutiño quien se dedica al pintado con laca narra que todo comenzó desde muy pequeñito cuando sus padres le inculcaron el oficio, o todo el ámbito de las culturas.
“Y ahí nos quedamos, dos años atrás a tiempo nos dedicábamos tiempo completo, ahora sólo en vacaciones, la laca yo comencé a trabajarlo desde los 15 años, nos llevaron a la casa de la cultura”.
Dice que trabajar con la laca es hacerlo en un día completo, además enfatiza que quiere seguir preservando la técnica y método tradicional de pintado con laca, algo que llama la atención es el proceso de obtener los pigmentos.
“Nosotros queremos preservar la técnica del decorado y todo el método tradicional posible, en lo que es los colores aún los molemos en piedras, estamos hablando de pigmentos naturales (naranja, rojo, blanco o amarillo) luego se mezcla con la pintura de óleo y aceites”.
En cuanto al decorado agregó que ya son pocos los que pintan con las yemas de los dedos.
“En el caso de las flores, somos pocos los que manejamos las flores tradicionales, estas son más grandes porque se hacen con las yemas de los dedos, vamos formando la flor; y por ejemplo los pistilos ya se hace con el pincel”.

El deseo de la máscara

Jesús Ignacio Suárez Coutiño quien también ha seguido las tradiciones, dijo que el deseo de hacer su propia máscara lo llevó a aprender a realizar este maravilloso oficio, luego le surgió otra inquietud, el resanar y pintar imágenes religiosas.
“Me dedico a la elaboración de la máscara y la renovación de imágenes religiosas, más que nada fue como un deseo, yo quería tener mi propia máscara a mi gusto, así que tomé el taller a los 17 años en el ex convento, de elaborar máscaras me llamó la atención pintar santos”.
La elaboración de una máscara le lleva aproximadamente de 10 a 15 días, depende del diseño, la madera que utiliza es cedro o huanacaxtle y los ojos de la máscara de parachico son de fábrica.
“Siempre piden máscaras con color morenito y con ojos azules o verdes, esto por la conquista de los Españoles”.
Este trabajo es todo un ritual, desde el tallado hasta cómo utilizan cosas que uno nunca imaginaría, como lo es el esófago de la res.
“El proceso de elaboración de una máscara es primero el tallado en madera es lo principal, luego se lija para posteriormente ponerle una pasta llamada blanco España con resistol (se cubre y se vuelve a lijar) luego ponemos la pintura de óleo, (de tres a cinco pasadas de pintura). y por cada pintada se le pone el esófago de la res, que nos sirve para quitar la textura del pincel de la máscara y para dar brillo), y finalmente le ponemos las pestañas y todos los detalles de la máscara de parachico.
Ante la pérdida de la preservación de la cultura y tradición hacen un llamado a los jóvenes para que no se avergüencen de sus raíces, pues si continúan con ella están preservando y difundiendo las riquezas de su tierra.