Daniela Grajales NOTICIAS

Como una alternativa a los combustibles fósiles o convencionales, investigadores y estudiantes chiapanecos están estudiando el cultivo de algas locales para producir compuestos como biogás, biodiesel o bioetanol, que pueden ser utilizados como combustibles y no contaminan en el proceso.
«Este tipo de extracción, una de las ventajas es que son energías limpias, no necesitamos perforar la tierra para poder extraer el crudo y poder refinarlo, esto se puede hacer en plantas un poco al aire libre y otra de las ventajas es que los desechos, como en todo proceso se obtienen desechos, los desechos de este tipo de productos siguen siendo un tanto orgánicos, se pueden desechar al medio ambiente sin tener un impacto importante», mencionó, José Armando Fragoso, profesor e investigador.
Por ejemplo, por cada 10 litros de estos cultivos se obtiene un litro de biocombustible, que después de un proceso de refinación puede utilizarse como los combustibles que ya conocemos, a su vez aprovechando los recursos locales.
«Tomemos en cuenta las especies nativas porque estas microalgas pueden ser obtenidas a través de los mantos acuíferos del estado, hay un gran campo de estudio y área de oportunidad para que nosotros podamos estudiar estos elementos y obtener algo interesante y mucho más productividad de lo que tenemos aquí a nivel local», agregó Julio César Martínez, estudiante de doctorado.
Cabe mencionar que los biocombustibles son combustibles derivados de fuentes orgánicas como la biomasa y residuos orgánicos. Constituyen una de las principales soluciones para reducir las emisiones de la movilidad de manera rápida y eficiente en los próximos años.
Los biocombustibles o biocarburantes son mezclas de compuestos orgánicos derivados de la biomasa, que tienen un valor energético aprovechable por motores de combustión interna. Por ejemplo: bioetanol, biodiésel y biogás.

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Investigadores y estudiantes chiapanecos están estudiando el cultivo de algas locales para producir compuestos como biogás, biodiesel o bioetanol.
Foto: Daniela Grajales