No sólo fueron instrumentos estéticos, sino que además cumplía con una función mágica y ceremonial

Jhonatan González NOTICIAS

Dos espejos de pirita, uno hallado en la zona arqueológica de Bonampak y otro en Chiapa de Corzo, forman parte de los estudios sobre la producción y el simbolismo de estos artefactos en la época prehispánica.

Al respecto Emiliano Gallaga Murrieta arqueólogo y profesor de asignatura en la Universidad Autónoma de Chiapas (UNACH), explicó que los espejos mesoamericanos no sólo fueron instrumentos estéticos, sino que además cumplía con una función mágica y ceremonial.

“Una de nuestras hipótesis de trabajo es considerar que los espejos en Mesoamérica no fungieron como un artefacto estético, un artefacto para verse”, precisó.

Agregó que los espejos también crean creencias profundas sobre el vínculo entre el mundo terrenal y el espiritual.

“Pensamos que en realidad los espejos en época mesoamericana, más que uso estético, eran de uso mágico, ceremonial, eran como portales, eran como objetos de comunicación con los dioses, con las fuerzas de la naturaleza”, explicó.

Enfatizó que la fabricación de los espejos, estaba considerado como una actividad especial y solamente las élites tenían la facilidad para poder tener un espejo, es decir, únicamente gobernantes, reyes, príncipes, grandes comerciantes, militares de alto rango, sacerdotes, nigromantes.

En cuanto a la antigüedad de los hallazgos, el arqueólogo precisó que los espejos de Bonampak datan del periodo Clásico (300 al 700 d.C.), mientras que el de Chiapa de Corzo es más antiguo. “Son espejos muy tempranos, estamos hablando que son como del 400 antes de Cristo”, indicó.

Añadió que, por su técnica de manufactura, el espejo chiapaneco representa una transición entre las tradiciones olmecas y los modelos clásicos: “Pensamos que ahí es como que están empezando a jugar con la idea de cambiar la fabricación de los espejos”.

Los hallazgos ocurrieron durante un proyecto arqueológico desarrollado entre 2008 y 2012, donde se excavó una tumba de élite en el Montículo 11 de Chiapa de Corzo. “Se localiza un personaje adulto de 50 años que tenía una juárez impresionante, tenía dos sacrificados… un adulto joven como de 20, 25 años, un infante posiblemente de meses”.

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Dos espejos de pirita forman parte de los estudios sobre la producción y el simbolismo de estos artefactos en la época prehispánica.
Foto: Jhonatan González