Jhonatan González NOTICIAS

Juan Pedro López López es un joven de 30 años, estudió Ingeniería Industrial pero desde que recuerda su familia se ha dedicado a la elaboración de piezas de barro. Relata que fue a sus 12 años cuando tuvo su primer contacto con este oficio, ya que al regresar de la escuela observaba que su familia estaba trabajando en este tipo de arte, lo cual llamó su atención y poco a poco comenzó a involucrarse.
“Uno nace ya en las venas con el barro, entonces poco a poco solo vamos a ir necesitando formación, por ejemplo yo vengo adquiriendo este conocimiento ancestral de generación en generación y llega un momento en que también nos va naciendo este interés y este interés me ha llevado mucho como a conocer gente que me está apreciando mucho por el trabajo y así se va dando o sucediendo las cosas”, detalló.
Cuando viajaba a alguna ciudad, asegura que veía las artesanías y técnicas que se implementaban, pero sobre todo los juguetes, el cual ante la falta de dinero para adquirirlos en su regreso a casa replicaba esos atractivos en piezas de barro, que en un principio no tomaban la forma de lo que imaginaba, pero poco a poco fue profesionalizando su arte.
De acuerdo con los usos y costumbres, en el municipio tzeltal de Amatenango del Valle la alfarería es una actividad exclusiva de las mujeres, por lo que Juan tuvo que esperar un par de años para que se le permitiera desarrollar su talento y a su vez consolidar su propio taller, donde cada día se inspira para innovar y crear desde jaguares hasta ollas y maceteras.
“Poco a poco ya los hombres se empiezan a involucrar, a apoyar como a pulir el barro, pulir las piezas, pero ahorita aquí en el pueblo ya no existe como una distinción de género con el barro, aunque la mayor aún sigue siendo mujeres, pero ahorita poco a poco se están cómo actualizando o expresándose con el barro”, apunta.
El principal factor que generó la oportunidad para los hombres fue la economía, debido a que anteriormente se dedicaban a la agricultura pero las ganancias no eran estables, caso contrario con la alfarería, donde el trabajo es mejor remunerado y reconocido.
Para Juan su inspiración está basada en la satisfacción de sus clientes, la sonrisa y la expresión que generan sus piezas de barro le incitan a seguir en la construcción de nuevos modelos, ya que afirma la transformación del barro a una obra de arte es una forma de darle vida a la madre tierra y a su vez tener conexión con la cosmovisión de su pueblo, situación que le ha permitido participar en concursos a nivel estatal y nacional.
“Participé en el primer concurso cuando tenía 17 años y mi pieza salió como vendida, desde ese entonces yo me inspiré más, para que el próximo año yo volviera a participar. Fue muy emocionante porque ver que mi pieza se vendió, ya para el próximo año vuelvo a participar y poco a poco comienzo obteniendo el tercer lugar, segundo lugar, primeros lugares aquí estatal, pero también tenemos primeros lugares también”, expone.
A pesar de la concientización que han lanzado organizaciones para evitar el regateo, las y los artesanos continúan padeciendo esta situación, lo cual lamentan ya que de forma diaria dedican en promedio entre 10 y 12 horas de trabajo.
“Lamentablemente tenemos todavía esa situación por lo mismo que cuando hacemos un trabajo ya nos dicen que lo encuentran más barato, pero realmente nosotros en el taller ya estamos trabajando ya llevamos mucho trabajo haciendo nuestras mejoras continuas, ahorita estamos trabajando con el horno de leña sin humo que es un diseño japonés y nos está permitiendo llegar a temperaturas más altas, entonces eso significa que nosotros estamos como dando una calidad mejor para que las piezas sean más compactas”, explica.
Para establecer nuevas rutas de comercialización, Juan y otros 150 artesanas y artesanos de Amatenango realizaron por primera vez la Feria del Barro, donde además premiaron a los mejores diseños y como muestra de la diversidad, participaron tanto hombres como mujeres.

Pie de foto:
Aún siguen padeciendo el regateo por parte de turistas.

Foto: Jhonatan González