Alejandra Chávez

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Alegría, esperanza y tristeza son algunos de los sentimientos que te acompañan en este proceso de la llegada de un nuevo año, pero siempre con la firme intención de cambiar.

Estos deseos de cambio se acrecientan con la llegada de un nuevo año, la esperanza por el cambio  es un rito, que representan en diversas intenciones que te lleven a lograrlo.

Margarito Guzmán Saenz, rector de la Iglesia de San Jacinto, señaló que cada año, como seres humanos se agradece por un año más, pero también el anhelo por alcanzar nuevos propósitos.

Los propósitos que se establecen, no siempre se llevan a cabo,  pero siempre se lleva esa intención,  de mejorar nuestra vida, nuestra relación con Dios y con nuestros semejantes y esta es la enseñanza que dejó Jesús la de amarnos y respetarnos, pero también señaló que sería una lucha contra nuestra naturaleza humana, indicó el párroco.

También reconoció que en muchas ocasiones existe tristeza por los seres que se han ido, y por los propósitos que no se lograron; como iglesia se debe aprender a tener una relación más estrecha con Dios para que nos guíe a alcanzar aquello que naturalmente creemos no poder alcanzar.

Destacó que a través de los servicios ha buscado instar a la iglesia a vivir cada día, pues para un seguidor de Cristo nuestra relación con Dios debe ser el principal motor, Dios conoce a cada uno, así como lo que les hace bien y lo que les llevará a perderse de su fe.

Durante la cena familiar en la espera del nuevo año se comen doce uvas, cada una de ellas con un propósito que alcanzar en el año que inicia, y esto tiene una base en las escrituras aseveró el párroco, es un símbolo de los 12 apóstoles, de las 12 tribus de Israel así que con esta acción refrendamos nuestra amistad y relación con Dios.

Como iglesia se debe usar este tiempo para restablecer los lazos con la familia, los amigos y con Dios pues como seres humanos se falla, pero debemos recordar que el amor de Dios es  más grande de lo que como seres humanos dimensionamos, es por ello que el párroco invitó a la iglesia a perdonar y amar a Dios, lo que nos rodea y a nuestros semejantes.

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Los propósitos que se establecen, no siempre se llevan a cabo,  pero siempre se lleva esa intención,  de mejorar nuestra vida, nuestra relación con Dios y con nuestros semejantes.

Foto: Alejandra Chávez