Una literatura que abraza la denuncia sin abandonar la forma literaria

Karla Gómez NOTICIAS

Con Olimpo, el narrador chiapaneco Marcelino Champo, autor de títulos como El jardín de Goebbels, Bajo los pies de Judas y Vida y destino en un corrido, da un paso decisivo hacia una literatura que abraza la denuncia sin abandonar la forma literaria. Licenciado en Lengua y Literatura Hispanoamericanas por la Universidad Autónoma de Chiapas, su trayectoria ha estado marcada por la exploración de los márgenes y las voces silenciadas. Ahora, en esta novela publicada tras obtener la beca del PECDA, se adentra en un periodo oscuro y casi olvidado: los crímenes de odio cometidos contra personas LGBT+ en Tuxtla Gutiérrez entre 1991 y 1993.
El título hace referencia a un cine para adultos que existió en la ciudad, espacio que en la novela se convierte en un epicentro simbólico donde confluyen deseo, memoria y violencia. Desde una estructura polifónica que combina cartas, diálogos teatrales y documentos ficcionalizados, Champo reconstruye con sensibilidad las voces de las víctimas, así como los ecos de sus familiares y amistades. Lejos de limitarse a un recuento de hechos, Olimpo propone una experiencia de lectura en la que el lector deviene investigador: un explorador de archivos no oficiales, de recuerdos enterrados y verdades negadas.
En palabras del autor, la novela no busca ser moralizante ni panfletaria, sino invitar a la reflexión sobre cómo recordamos, desde qué lugar observamos las violencias y cuál es nuestra responsabilidad ante ellas. La Tuxtla que retrata es la de los cines Bonampak e Histarama, la de los noventa convulsos, con la sombra del zapatismo en ciernes y la violencia institucional como telón de fondo. También es la ciudad íntima, marcada por la infancia, el cine con la madre, y las conversaciones de patio en las que se hablaba —como si fuera natural— de lo innombrable.
Olimpo no es sólo un homenaje a quienes fueron arrebatados; es una invocación de su risa, su deseo, su humanidad. En una ciudad que aún no ofrece un espacio para el duelo colectivo, esta novela se vuelve un altar literario. Un libro que, desde la ficción, pone en crisis las certezas, abre preguntas y nos recuerda que la memoria es también un acto de amor radical.
Foto: Karla Gómez
Pie de foto: En palabras del autor, la novela no busca ser moralizante ni panfletaria, sino invitar a la reflexión sobre cómo recordamos.