Descubrimiento arqueológico

Karla Gómez Noticias

En una pequeña galería de la Cueva del Tesoro, ubicada en Cadereyta de Montes, Querétaro, un equipo del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), bajo la supervisión de la Secretaría de Cultura federal, ha recuperado un conjunto excepcional de herramientas de caza pertenecientes a la época prehispánica en México. Este descubrimiento, compuesto por un átlatl (lanza) y dos dardos de madera, proporciona valiosa información sobre las prácticas de caza utilizadas en el primer siglo de nuestra era.

La Asociación de Espeleólogos de Querétaro desempeñó un papel fundamental en este hallazgo, con Carolina Camacho, Paulo Campos, Héctor Fuentes y Jorge Ramos detectando los objetos durante una exploración de la cueva en la comunidad de Rancho Quemado. Tras el aviso, los arqueólogos Carlos Viramontes Anzures, Jesús Eduardo Medina Villalobos y Ricardo Leonel Cruz Jiménez se dirigieron a la cueva en abril de 2023, ascendiendo una intrincada cañada con la ayuda de la asociación y el espeleólogo luso Paulo Campos.

La cueva, situada a 200 metros de altura respecto al fondo de la cañada, reveló un átlat de 51.5 centímetros de longitud, dos dardos fragmentados de 66 y 79 centímetros, y dos maderos culturalmente modificados, posiblemente utilizados como palos para excavar o herramientas multifuncionales. Aunque no se encontraron otros elementos arqueológicos prehispánicos, se espera que los análisis de las muestras arrojen luz sobre la razón de su presencia en este lugar remoto.

La conservadora Paula García Reyes supervisó la recuperación minuciosa de los instrumentos, utilizando técnicas avanzadas de embalaje para garantizar su preservación. Los objetos fueron trasladados al Centro INAH Querétaro, donde esperan futuros estudios, incluida la identificación taxonómica de la madera, antes de unirse a la exhibición permanente del Museo Regional de Querétaro.

La sequedad del entorno de la Cueva del Tesoro permitió la sorprendente preservación de estos artefactos durante aproximadamente dos milenios, según la datación absoluta por radiocarbono realizada en el Laboratorio de Espectrometría de Masas con Aceleradores del Instituto de Física de la UNAM.

El arqueólogo Viramontes destaca la importancia de este hallazgo como una contribución significativa al conocimiento del semidesierto de Querétaro y Guanajuato, donde comunidades de cazadores-recolectores han dejado más de 260 sitios de arte rupestre. Aunque el misterio que rodea la presencia de estos instrumentos en la cueva persiste, se espera que futuros trabajos arqueológicos en las zonas cercanas proporcionen respuestas sobre su propósito y origen. Los resultados preliminares de los análisis de las muestras se presentarán el 27 de enero de 2024 en el Museo del Templo Mayor, en el marco de la exposición temporal «Insignias de los dioses».

Foto: Cortesía.

Pie de foto: El arqueólogo Viramontes destaca la importancia de este hallazgo como una contribución significativa al conocimiento del semidesierto de Querétaro y Guanajuato.