El pasado y el presente parecen dialogar en la consciencia colectiva de las y los espectadores; todo aquello que denuncia, como las estructuras de poder, siguen presentes en la cultura

Isabel Nigenda NOTICIAS

Foto: Isabel Nigenda La puesta en escena de una duración de 50 minutos, visibiliza las múltiples violencias que han vivido las mujeres a través de la historia.

El escenario del foro autogestivo La Puerta Abierta, se divide en pequeños fragmentos. Del lado derecho, se encuentran botellas de vidrios colgadas en cadenas; en medio, flores puestas en un florero; y, en el lado izquierdo, se localiza una banca de madera, elementos que serán utilizados en algunos momentos por la actriz Mariahana Zárate, quien por primera vez realiza un unipersonal con la obra Julieta Virtual de Julio Fer.

Esta propuesta escénica, dirigida y actuada por Zárate, fue construida con la beca del Programa de Estímulo a la Creación y Desarrollo Artístico (PECDA) 2020-2021, en la categoría Jóvenes Creadores. Es un provocador panfleto abiertamente político escrito en verso y que resucita la Julieta de Shakespeare para crear un virus de justicia feminista en la Red.

La obra en escena está lejos de las características del teatro ilustrativo o del teatro naturalista, puesto que decidió apoyarse de dichos elementos escenográficos para lograr metáforas visuales que suman a su propuesta teatral, haciendo atemporal el universo escénico. El pasado y el presente parecen dialogar en la consciencia colectiva de las y los espectadores; todo aquello que denuncia, como las estructuras de poder, siguen presentes en la cultura.

De tal forma, propone una nueva Julieta, aquella que busca autonomía, justicia, venganza y un mejor lugar para todas las mujeres que a lo largo de la historia han sido violentadas.

Por tanto, Julieta quiere redimir la realidad de su atrofia paroxística para incitar a la acción. Por ello, se convierte en vengadora, en constataria, en una guerrera que se aleja de las trampas del amor romántico.

La puesta en escena de una duración de 50 minutos, visibiliza las múltiples violencias que han vivido las mujeres a través de la historia, desde lo sexual, físico y económico, además, denota a la sociedad como aquel inquisidor que castiga y reprende a las mujeres por no seguir las normas heteropatriarcales.

La historia nos lleva a cuestionarnos, a situarnos en la literatura clásica, en donde se encuentra un personaje icónico de Shakespeare: Julieta, la joven y bella dama que muere por el amor de Romeo y resucita y reclama una denuncia histórica.

“Soy la biografía de una muerta que no se puede borrar, / soy la huella que será imposible borrar, (…) Múltiple, versátil, locuaz, propagandística. / Mesiánica voz de la feminidad bruta”.

Las palabras más allá de generar un discurso significan algo. La voz y el cuerpo, son los máximos elementos de Marihana en esta puesta en escena, mismos que son parte de su lenguaje escénico que ha venido construyendo en sus pasadas obras, como: «La Mortalidad del Cangrejo», adaptación de la novela «Farabeuf», del escritor Salvador Elizondo; «Ícaro, viaje al fondo del estrecho» de Daniel García Orellana; y «Los perros» de Elena Garro, por ejemplo.

Se apoya de luces que acentúan las acciones que comparte de manera narrativa y física, generando una atmósfera de vigilia. La cual le da fuerza a sus movimientos físicos y expresivos.

Marihana llevaba años buscando la obra de su vida. Hasta que, en el 2017, encontró la dramaturgia que posteriormente se convirtió en el pretexto ideal para montarla. Esta obra contó con el asesoramiento del director escénico Darwin Castillo; y la iluminación de Jorge Zárate.