La Compañía de Danza Experimental Lola Lince

Karla Gómez Noticias

Fiel a su impulso y a la necesidad de adentrarse en su propio ser para expresar lo que anhelaba comunicar, la bailarina Lola Lince ha liderado la Compañía de Danza Experimental que lleva su nombre, una iniciativa que ha marcado la escena cultural desde hace más de tres décadas. En este viaje de autodescubrimiento, ha proporcionado un espacio de reflexión y experimentación para sus integrantes, contribuyendo así al desarrollo creativo en el mundo de la danza.

La historia de esta compañía comenzó en 1992 en Guadalajara, Jalisco, cuando Lola, con una formación en ballet clásico, decidió emprender un proyecto que iba más allá de los límites tradicionales de la danza. Rodeada de una incertidumbre palpable, pero con una determinación inquebrantable, Lola se encontró formando un equipo de individuos afines que compartían su deseo de explorar nuevos horizontes en la danza. «Lola, quiero estar aquí contigo», le decían, dando origen a una comunidad que buscaba un espacio para la autoexploración.

En sus primeros días, Lola compartió la escena con Susana Barrera, colaborando con poetas y pintores para dar vida a proyectos únicos. Una de sus propuestas más memorables fue la interpretación del poema «Flor de las fogatas» de Jorge Esquinca, una pieza que las catapultó a la notoriedad a nivel nacional. Este fue solo el inicio de un viaje que no tenía metas predefinidas, sino el deseo de fluir en la danza y explorar terrenos inexplorados. «Queríamos encontrar veneros por donde pudiéramos abrevar y descubrir algunas certezas», comparte Lola.

Desde su traslado a Guanajuato en 1993, la compañía ha mantenido viva la llama de la experimentación como el motor principal de su proceso creativo y la búsqueda incansable de una voz única. Lola describe cómo, a lo largo del tiempo, el grupo ha ido explorando el cuerpo desde perspectivas novedosas, replanteando factores fundamentales en el vocabulario de la danza. «Quería abordar mi relación con el espacio, con el tiempo, con la energía misma», revela Lola en una entrevista, destacando la importancia de entender cómo estos elementos fundamentales influyen en el movimiento y, a su vez, en la manera de pensar.

Para Lola Lince, estas exploraciones son las que dejan una huella imborrable. Han sido el cimiento sobre el cual ha construido propuestas que buscan replantear la relación con el espacio y el tiempo desde la perspectiva única del cuerpo en movimiento. A lo largo de más de tres décadas, la Compañía de Danza Experimental Lola Lince ha sido un faro de innovación en el mundo de la danza, desafiando las convenciones y explorando constantemente nuevos territorios creativos.

Foto: Cortesía.

Pie de foto: La historia de esta compañía comenzó en 1992 en Guadalajara, Jalisco.