Fue posible gracias a un plan de investigación arqueológica y conservación del patrimonio cultural

Karla Gómez Noticias

El año que llega a su fin ha marcado un hito significativo en la historia de México con el inicio de las operaciones del Tren Maya, un proyecto monumental que fusiona transporte, turismo y justicia social como nunca antes. La realización de esta obra de magnitud sin precedentes fue posible gracias a un plan de investigación arqueológica y conservación del patrimonio cultural dirigido por la Secretaría de Cultura federal, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

La colaboración incansable entre el INAH, la Secretaría de la Defensa Nacional, el Fondo Nacional de Fomento al Turismo, así como jóvenes estudiantes y egresados de diversas universidades públicas y privadas del país, allanó el camino para la aprobación de las obras constructivas en los siete tramos del megaproyecto, que abarcan impresionantes 1,554 kilómetros de vías.

El compromiso del INAH se manifestó a través de un arduo trabajo de salvamento arqueológico en la troncal y el tendido de vías del Tren Maya, así como mediante las acciones del Programa de Mejoramiento de Zonas Arqueológicas (Promeza) en 29 sitios distribuidos en Chiapas, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo. Este esfuerzo conjunto ha llevado a un año lleno de descubrimientos arqueológicos en la región maya mexicana.

En el transcurso de este año, se hallaron fascinantes vestigios en la Zona Arqueológica de Ek’ Balam, en Yucatán, incluyendo una impresionante imagen tallada en piedra de un personaje con un faldón decorado con huesos y una escena cautivante en la que sostiene la cabellera de un cautivo. También se identificaron siete tapas de bóveda recubiertas con pintura mural y un chultún reutilizado como cámara funeraria.

Palenque, en Chiapas, reveló un espacio mortuorio compuesto por un entierro primario completo y otro secundario, acompañado por una ofrenda de tres platos cerámicos y un nicho con figurillas de piedra verde.

En el Tramo 7 del Tren Maya, se recuperaron piezas únicas: una vasija con la representación del dios K’awiil y la efigie del numen maya de la muerte. Mientras tanto, en la Zona Arqueológica de Moral-Reforma, Tabasco, el Promeza permitió estudios de antropología física en 13 entierros humanos asociados con un templo antiguo.

Además, se documentaron hallazgos en Kabah, Yucatán, donde se descubrieron dos conjuntos habitacionales, y en la Zona Arqueológica El Tigre, Campeche, donde se reveló una estructura circular consagrada al dios del viento, Kukulcán.

En el cierre del año, durante las labores de liberación de áreas para la habilitación de un sendero, se reportó el descubrimiento de una cueva con depósitos mortuorios en Tulum, Quintana Roo, con entierros humanos, artefactos rituales y huesos de animales que brindan una nueva perspectiva sobre la vida en la región.

A través del estudio de estos contextos, el INAH avanza en el entendimiento de las antiguas poblaciones mayas, contribuyendo a la recuperación y reconfiguración de nuestro pasado, enriqueciendo así nuestro presente. El Tren Maya no solo es un medio de transporte moderno, sino también un viaje fascinante a través de la riqueza cultural e histórica de México.

Foto: Cortesía.

Pie de foto: Descubrimientos arqueológicos.