La exposición fotografíca se presentó en el marco del XX Festival Internacional Cervantino Barroco

Isabel Nigenda Noticias

Foto: Isabel Nigenda. Pie de foto: Jorge Silva, fotógrafo.

En el primer día de actividades del XX Festival Internacional Cervantino Barroco, se realizó la
presentación de la exposición fotográfica “El desierto de la Soledad: Tiempos, en una selva sin tiempo»,
del fotógrafo Jorge Silva, quien se dedica a realizar proyectos fotográficos enfocados a temas de
conservación de las áreas naturales.
Durante la presentación, el fotógrafo expresó sus agradecimientos a los espacios recorridos, así como a
las personas que han colaborado de diversas maneras en la realización de las fotografías que ha
generado en la selva.
Durante el recorrido, el fotógrafo habló del colapso de la cultura Maya, la cual sobrevino al silencio,
espacio propicio para que la naturaleza se recuperara mediante el surgimiento de aves, plantas y
habitantes que gozan de los reflejos de la luna, el amanecer y el atardecer.
Rescatar, señala el fotógrafo, es una acción pendiente por hacer, «pues la selva, sigue siendo ese
espacio ignorado que necesita ser visto para ser protegido».
Los rayos del sol, específicamente el del amanecer, le permiten generar los contrastes y la dualidad,
perspectivas propicias que le ayudan a dar distintos matices a las temáticas sociales ancladas a un
contexto de extinción y de vida.
De acuerdo a la hoja de presentación de la exposición, el desierto del silencio es el nombre antiguo de
la Selva Lacandona.
La mirada de Jorge Silva se enfocó en este territorio en el momento en que contempló las fotografías de
la fotoperiodista y etnógrafa Gertrude Duby, de quien siguió con la mirada atenta las imágenes que se
reúnen en el centro de investigación del conocido museo, eml cual se encuentra en San Cristóbal de
Las Casas.
“Las fotografías que contemplé con ojos de niño y me mostraron la existencia de sitios arqueológicos e
indígenas lacandones inmersos en una exuberante selva tropical, fueron en gran medida lo que motivó
mi vocación de fotógrafo”, afirmó.
Desde entonces, en su mirada se engendró el sueño de ir en la búsqueda de aquellas imágenes, por lo
que en el 2019 aquel sueño de internarse en la selva se hizo realidad.
Doce días de expedición al centro del corazón de la selva. Viajó con amigos, con sus cómplices de
aventura con los que navegó por el río Lacanjá, en donde escuchó la voz de la naturaleza y se dejó
llevar por el dinamismo que habita en la luz que cae en las hojas y en los rostros de los lacandones.
La exposición resguarda tres momentos, en los que el fotógrafo busca tejer una historia ante la
devastación y la belleza que yace en la selva.
Por ello, el propósito de la exposición es provocar un diálogo con el espectador acerca de la ruptura del
equilibrio entre el vínculo humano y la naturaleza. Igualmente, busca dejar en cada espectador la
urgencia de atender el llamado de protección del entorno natural.