Karla Gómez NOTICIAS

El 5 de junio, el Consulado de México en Seattle fue el escenario de un emotivo acto de restitución cultural. Treinta y cinco piezas arqueológicas, elaboradas en el periodo Clásico mesoamericano (100 – 600 d. C.) en la región de Cintalapa, Chiapas, volvieron a sus legítimos custodios tras ser entregadas por el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos (DHS, por sus siglas en inglés).

La recuperación de estos bienes, según el dictamen del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), reafirma el compromiso de México con la protección de su patrimonio cultural. Las piezas, encontradas en una colección privada durante una venta de bienes raíces el año pasado, son reconocidas como propiedad de la nación mexicana bajo la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos.

En la ceremonia, Héctor Iván Godoy Priske, cónsul de México en Seattle, subrayó la trascendencia de la devolución. «No solo son un testimonio de nuestro glorioso pasado, sino también un vivo recordatorio de la continuidad de nuestra identidad cultural a través del tiempo, un puente que conecta nuestro pasado con nuestro presente y futuro», declaró Godoy Priske. Este evento, añadió, refleja el firme compromiso con el patrimonio cultural y la cooperación internacional.

La restitución fue posible gracias a la colaboración entre los gobiernos de México y Estados Unidos, y las gestiones del Consulado de México en Seattle, lideradas por el cónsul de Protección y Asuntos Jurídicos, Jorge López, en conjunto con el DHS. Este esfuerzo es parte de una serie de estrategias jurídicas impulsadas por las secretarías de Relaciones Exteriores y de Cultura de México para recuperar el patrimonio cultural disperso en el extranjero.

El Gobierno de México ha sido incansable en su misión de repatriar bienes culturales que han sido extraídos de manera ilícita del país, promoviendo iniciativas como la campaña #MiPatrimonioNoSeVende. Este eslogan resuena con fuerza en cada acción de recuperación, destacando la importancia de estos artefactos no solo como objetos históricos, sino como pilares de la identidad nacional.

En este contexto, la ceremonia de Seattle no solo marcó la restitución de piezas arqueológicas, sino que también simbolizó un triunfo para la diplomacia cultural y el respeto mutuo entre naciones. Es un recordatorio de que la preservación del patrimonio cultural es una responsabilidad compartida que trasciende fronteras.

Mientras estas valiosas piezas regresan a México, se reafirma el lazo cultural y la historia compartida que une a los mexicanos con su pasado ancestral. En cada artefacto se guarda una historia, un fragmento de la civilización que forjó el presente y que, a través de estos esfuerzos, seguirá iluminando el futuro.

Foto: Cortesía

Pie de foto: El Gobierno de México ha sido incansable en su misión de repatriar bienes culturales que han sido extraídos de manera ilícita del país.