En homenaje a Lola Montoya se realizó la función de esta obra

Isabel Nigenda Noticias

Foto: Isabel Nigenda. Pie de foto: “Bienvenido Conde Drácula”.

El Conde Drácula, el que porta la risa de la recordada actriz y dramaturga Lola Montoya y no la sed de sangre del escritor irlandés Bram Stoker, cumplió 35 años de habitar entre las tablas del teatro chiapaneco.

Como todo extranjero, aprendió a reír como solemos hacer los chiapanecos ante las incongruencias sociales, políticas y económicas que surgen en el día a día. Igualmente, aprendió a hablar rápido, lento, con modismos, como todo un tuxtleco de lenguaje ocurrente, “original”, como señala uno de los personajes de la obra, el cual celebra que el Conde esté bajo los efectos etílicos del posh o de un curadito de los que se toma en nombre del que porta la tradicional corona zoque de flores, esa que el cumpleañero recibe entre el maremágnum de aplausos y ojos de amigos conocidos y del amigo del amigo que se infiltran a la fiesta con la intención de bailar, gozar o vivir un ratito más al ritmo de la marimba.

Cuenta la historia, que la recordada Lola Montoya alguna vez pensó en ser antropóloga, pero su destino fue otro en cuanto conoció los artilugios y las luces del teatro, espacio que en 1966 reconoció sus primeros pasos en escena junto al grupo Debutantes 15, el cual estaba integrado por Cristina Muench, Socorro Cancino Utrilla, Roberto Culebro, Carlos Olmos y la dirección de Gustavo Acuña, quien siguió con mirada atenta los diálogos y los gestos de los actores que daban vida a la obra “La danza que sueña la tortuga”, de Emilio Carballido.

De acuerdo a una reseña realizada por la cronista de Tonalá Sofia Mireles Gavito, en 1968 Lola Montoya obtuvo el Premio de Revelación Juvenil y una beca para estudiar teatro en el INBA por su actuación en la obra “La casa de Bernarda de Alba”, de Federico García Lorca.

Igualmente, señala que en 1984 presentó la obra “Los cuervos están de luto” y en 1988 se hace directora del grupo teatral independiente Calmecac, grupo integrado por niños, jóvenes y adultos que obra a obra se ciñeron a la disciplina y la pasión que Lola Montoya le profesaba al teatro. La pasión robustecida con los años la llevó en el 2012 a recibir el Premio Chiapas en Artes.

Lola Montoya, fue una dramaturga y actriz incansable, se sostenía de sus sentidos, de la observación profunda de los análisis y conclusiones filosas que dejó en jaque a más de un político, pero, sobre todo inmortalizó con gran dulzura el paso breve de algunos personajes icónicos de las calles de Tuxtla Gutiérrez o de los espantos, mitos o leyendas que ronda entre las historias que habitan entre los libros y de vez en cuando en el habla de los habitantes de la ciudad.

La obra “Bienvenido Conde Drácula”, es una radiografía antropológica, etnográfica, social que año a año el público disfruta desde la risa, esa que les permite regocijarse en la raíz de su identidad, la cual Lola Montoya inmortalizó como una gran fiesta a la cual todos están invitados.

En esta ocasión, se llevó a cabo cuatro funciones con lleno total, debido al éxito que tiene la obra, el grupo Calmecac abrió una nueva función para el viernes 9 de septiembre, a las 19:00 horas, en el Teatro de la Ciudad Emilio Rabasa.