Sabina Orozco editora y poeta irrumpe en el mundo narrativo
Karla Gómez NOTICIAS

Con Malas decisiones, Sabina Orozco editora y poeta irrumpe en el mundo narrativo con una novela que apuesta por lo íntimo, lo fragmentario y lo emocionalmente honesto. Esta primera obra de ficción se sitúa entre el diario personal, la carta sin remitente y la confesión amorosa, construyendo un retrato sensible de lo que significa amar, fallar y reconstruirse en la era digital.
Desde una voz introspectiva y aguda, Orozco desdobla a su protagonista también llamada Sabina para explorar las cicatrices que dejan los vínculos, los tropiezos emocionales y las decisiones que nos marcan para siempre. El relato, con una estructura fluida y un estilo que conserva el pulso poético de su autora, nos sumerge en un viaje emocional donde las preguntas pesan más que las respuestas.
El símbolo que acompaña esta búsqueda es la carta del ermitaño, una figura que representa la introspección, el retiro voluntario y la necesidad de mirar hacia adentro. Es también el punto de partida para repensar los vínculos humanos desde la soledad elegida, el silencio necesario y la conciencia del propio deseo.
El eje narrativo de la novela se construye a partir de una relación efímera pero profundamente significativa: chica conoce a chico en una app de citas, pasan una noche juntos y, sin planearlo, terminan involucrados en una breve historia de amor en medio del encierro pandémico. Rodrigo, el chico, vive en Alemania y pronto debe regresar. Sabina, la narradora, comienza a vivir esa historia con el reloj corriendo en su contra, al tiempo que los fantasmas de su pasado —personificados en Mateo, su exnovio— regresan para complicar su presente.
Con Coyoacán como telón de fondo y la pandemia como contexto emocional, Malas decisiones retrata el enamoramiento como un estado de excepción, un lugar de esperanza y vértigo. La novela transita entre los recuerdos, los deseos y las posibles versiones de lo que pudo haber sido: un futuro donde Rodrigo se queda, donde Sabina dice lo que no dijo, donde el amor tiene otra oportunidad.
Uno de los capítulos más potentes, “Días de pecera”, condensa las obsesiones que recorren el libro: el deseo, la memoria, la fragilidad. Como una pecera, la historia está contenida, es transparente pero vulnerable, habitada por emociones que no sabemos si sobrevivirán fuera de ese pequeño universo compartido.
La novela también es un ejercicio de archivo emocional. Sabina guarda sus vivencias en notas de voz, cartas en PDF enviadas por WhatsApp y fragmentos de diario que funcionan como cápsulas del tiempo. En este sentido, la obra dialoga con una generación que documenta sus afectos en lo digital, que mezcla lo literario con lo inmediato, y que encuentra en el desamor una forma de autoconocimiento.
Malas decisiones no sólo narran una historia de amor fallido; también habla de las decisiones que tomamos o evitamos y de cómo cada una de ellas contribuye a forjar nuestra identidad. A lo largo del libro, la protagonista rememora la historia de amor de sus propios padres, conectando las decisiones del pasado con su propia existencia, con el vértigo de vivir, amar y fallar en el presente.
Sabina Orozco debuta con una novela lúcida, dolorosa y profundamente contemporánea. Escribe desde la experiencia personal, sí, pero también desde una conciencia generacional. Porque, como bien lo resume una de sus frases más potentes: “el enamoramiento es eso: ganas de vivir”.
Foto: Karla Gómez
Pie de foto: Malas decisiones no sólo narran una historia de amor fallido; también habla de las decisiones que tomamos o evitamos.
