Karla Gómez NOTICIAS

La Sala Xavier Villaurrutia del Centro Cultural del Bosque abre sus puertas a La periodista, un unipersonal de 60 minutos que, con tintes de humor, fantasía y crítica social, presenta la historia de una reportera latinoamericana que termina en prisión. La puesta en escena, presentada por la Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), a través de la Coordinación Nacional de Teatro, en colaboración con Ánima Teatro, ofrece una poderosa metáfora sobre los desafíos de la libertad de expresión en el continente.

Escrita y dirigida por Emilio Urióstegui, y protagonizada por Ana Cordelia Aldama —quien también produce la obra—, La periodista se desarrolla en un espacio reducido que simula una celda de castigo. Desde allí, la protagonista comparte su pasión por el periodismo y narra las circunstancias que la llevaron al encierro. En medio de esta aparente soledad, aparece una celadora que se convierte en interlocutora e hilo conductor para explorar temas como la censura, la ética periodística y la resiliencia personal.

La obra, estrenada originalmente en 2011, fue concebida como una metáfora viva de la represión a la libertad de expresión. Según explicó Ana Cordelia tras la función, “hicimos una analogía entre el teatro y el periodismo, que ambos —a través del arte o de la comunicación— pugnan por una libertad de expresión ética y cuidadosa”. Esta reflexión se mantiene vigente en un contexto donde ejercer el periodismo puede implicar altos riesgos.

Por su parte, Emilio Urióstegui señaló que el personaje central representa un arquetipo del periodismo ético, atrapado entre muros simbólicos que buscan silenciarlo. Así, La periodista se convierte en una voz que interpela, cuestiona y resiste desde el encierro, pero también desde la imaginación.

El diseño sonoro y la música original, a cargo de David Rodríguez, junto con la iluminación de Gabriel Silva y el propio Urióstegui, permiten al público viajar más allá de los límites físicos del escenario. La escenografía se transforma constantemente para sugerir paisajes de libertad, evocando mundos donde aún es posible soñar, cuestionar y resistir.

La periodista no solo es una obra de teatro, sino un acto de compromiso artístico con la realidad. Su potencia simbólica invita al público a reflexionar sobre el papel del periodismo, del arte y de la palabra como herramientas fundamentales para sostener la democracia y defender los derechos humanos.

Foto: Karla Gómez

Pie de foto: La periodista no solo es una obra de teatro, sino un acto de compromiso artístico con la realidad.