Juan Carlos Gómez Aranda / COLABORACIÓN ESPECIAL

Cientos de años antes de la llegada de los españoles a América, Mesoamérica ya era un archipiélago de naciones con idiomas distintos pero común cosmogonía. Distintas culturas, pero una sola y avanzada civilización con un alto grado de conocimientos de las ciencias y el arte.

Cuando en marzo de 1493 Cristóbal Colón regresa a España, deslumbra a dignatarios y multitudes por las cosas nuevas que exhibió y narró sobre el llamado “Nuevo” Mundo, que tenía más de dos mil años brillando por su cultura. Ya sabemos que lo que despertó la codicia de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón fue el oro que llevó consigo el navegante, que no era mucho pero sí suficiente para que patrocinaran un segundo viaje que antecedió a la conquista, que tuvo como motivación principal la codicia porque por aquellos años la producción de oro y plata en Europa se encontraba en declive y gran parte se utilizaba para la orfebrería decorativa de las catedrales, palacios reales y atuendo de monarcas, dejando cantidades menores para amonedar e impulsar las transacciones comerciales.

Conviene recordar que en el “Nuevo” Mundo para los europeos, particularmente en Chiapas, sus habitantes ya tenían amplios conocimientos en medicina, ingeniería hidráulica, agricultura, astronomía, matemáticas, refinado arte y otras disciplinas. También, aplicaron el cero en las matemáticas y exploraron el sistema solar para perfeccionar su calendario, adelantándose a Europa.

Después de Colón, siguió una oleada de soldados y aventureros que llegaron en búsqueda de El Dorado, que acompañados de clérigos conquistaron pueblos y almas a fuerza de fuego y espada. 

Esta etapa de nuestra historia y la época virreinal colonizaron a los pueblos de lo que hoy es México y Chiapas, inculcando a los colonizados nuevos valores culturales y religiosos. Por estas razones, la propuesta de Eduardo Ramírez de descolonizar el pensamiento y atreverse a volver a pensar Chiapas desde un enfoque local, histórico e identitario, es pertinente.

Descolonicemos el pensamiento para comprender nuestra historia que nos da identidad, dice el próximo Gobernador de Chiapas y nos llama a cambiar de forma de pensar, de ver el mundo, para después cambiar nuestra realidad por otra de prosperidad para todos.

Eduardo Ramírez nos convoca a desaprender que lo que viene de fuera es mejor que lo que tenemos en casa y comprender la grandeza del legado que recibimos de los pueblos originarios para abrazar nuestra chiapanequidad. Estoy seguro que la propuesta caerá en tierra fértil.

*El autor es Coordinador de los Diálogos por la Transformación de Chiapas.