Por: Carlos Serrano
En Chiapas se respira un nuevo aire. Después de superar la barrera de los primeros 100 días de administración, a mediados del mes de marzo, el gobernador Eduardo Ramírez Aguilar ha dejado claro que no vino a repetir fórmulas del pasado ni a administrar inercias. Vino a transformar, a poner orden y, sobre todo, a cumplir con lo que prometió: un gobierno honesto, eficiente y al servicio del pueblo.
Esta semana fue ejemplo de ese compromiso. Al frente de su gabinete de infraestructura, Eduardo Ramírez encabezó una reunión clave para revisar el estatus de obras inconclusas y las observaciones que distintas constructoras arrastran en auditorías. Sin rodeos, el gobernador advirtió que se aplicarán sanciones e inhabilitaciones a quienes hayan incumplido. El mensaje es contundente: se acabaron los privilegios, las complicidades y las prácticas que tanto daño hicieron a Chiapas. Hoy, las empresas responsables y honestas tendrán espacio; las demás, simplemente quedarán fuera.
Este tipo de acciones no solo fortalecen la confianza ciudadana, también reflejan el rumbo firme de un gobierno que entiende que la transparencia y la rendición de cuentas no son accesorios, sino pilares de cualquier proyecto de transformación verdadera.
Pero la agenda del gobernador no se quedó en las oficinas. En una intensa gira por la Costa y el Soconusco, entregó viviendas en Huixtla y Tapachula, acompañado por la titular de la SEDATU, Edna Vega Rangel. En Huixtla, estas acciones forman parte de un ambicioso proyecto nacional encabezado por la Presidenta Claudia Sheinbaum, mientras que en Tapachula, el beneficio fue directo: certeza jurídica y un hogar digno para familias chiapanecas.
La transformación que encabeza Eduardo Ramírez también pasa por el turismo, una actividad clave para el desarrollo económico regional. Por ello, durante su visita a la Playa Zapotal y a Chocohuital, en Pijijiapan, no solo promovió los atractivos naturales del estado, sino que también aprovechó para invitar a las y los chiapanecos a conocer AeroBalam, una tour operadora que conecta destinos como Palenque y Tapachula, con tarifas accesibles y proyección de crecimiento. Esta es una apuesta que rompe con años de desinterés hacia el turismo local y que abre la puerta a una mayor movilidad, derrama económica y posicionamiento de marca para Chiapas.
En Tapachula, el mandatario también fue parte de una buena noticia para el sector académico: la inauguración del Laboratorio de Ciencia y Tecnología (Scitech Lab) y el Aula Digital Inmersiva de la UNACH, logros alcanzados gracias al trabajo conjunto con el rector Oswaldo Chacón Rojas y la iniciativa privada. Además, se entregaron más apoyos del programa Conecta Chiapas, reafirmando que este gobierno no solo cree en la juventud, sino que la impulsa activamente con herramientas para construir su propio futuro.
Un capítulo especial merece la participación del gobernador en las asambleas del pueblo celebradas en Chalchihuitán y Amatenango del Valle. Ahí, la ciudadanía decidió cómo y en qué invertir los recursos públicos: desde caminos y obras de agua potable, hasta una nueva unidad de salud. Este ejercicio de democracia participativa rompe con la vieja lógica del centralismo y pone en manos de la gente la dirección de su propio desarrollo. Es gobernar con el pueblo, no desde arriba.
Eduardo Ramírez Aguilar está cumpliendo. Lo dijo desde el primer día: gobernaría con transparencia, priorizando el desarrollo económico, la justicia social y el bienestar colectivo. Hoy, sus actos lo respaldan. Las palabras han dado paso a los hechos, y Chiapas lo está reconociendo.
De cara a la temporada vacacional de Semana Santa, el estado no solo se prepara para recibir visitantes; también se muestra como un ejemplo de trabajo coordinado, responsabilidad institucional y compromiso con el crecimiento.
Chiapas camina con rumbo. Y lo hace con un liderazgo que inspira confianza, con un gobernador que no promete, sino que cumple a cabalidad.