Al pequeño Carlos Eduardo Cigarroa, presuntamente lo habían encontrado tirado en casa, mientras sus “mamis” salieron a comprar; detrás de esa novela se escondía una triste historia

UNA TRISTE HISTORIA

Daniela Grajales NOTICIAS

CARLITOS como lo llamaban los vecinos, vivía en un fraccionamiento de Chiapa de Corzo, todos los días salía a vender chicharrines y palomitas. Foto. Daniela Grajales

Con tan solo 11 años de edad, Carlitos como lo llamaban los vecinos, vivía en un fraccionamiento de Chiapa de Corzo, todos los días salía a vender chicharrines y palomitas.

Aunque le prometieron una buena vida, el menor tenía que ganársela, era obligado a vender en la calle para llevar el pan de cada día.

Él era originario de Tapachula, quienes frecuentaban a Carlitos no sabían nada de su madre, narran que el año pasado llegaron por su hermanita porque también sufría de violencia, sin embargo; Carlitos, se quedó en manos de lo que sería un calvario.

Carlitos vivía con dos mujeres a quien llamaba “mamitas”, mismas que le causaron la muerte, el pequeño no iba a la escuela, los vecinos aseguran que lo maltrataban, no obstante, el pasado 30 de septiembre el maltrato de estas mujeres rebasó los límites, Carlitos falleció  por los golpes que le propiciaron.

¿CÓMO SE VIRALIZÓ EL CASO?

A través del grupo de la red social del fraccionamiento de Chiapa de Corzo, los vecinos alertaban sobre la muerte de un menor, no daban crédito a lo ocurrido, nadie sabía nada, hablaban del niño que vendía chicharrines, pero la información era poca.

Lamentablemente cuando los vecinos acudieron al departamento marcado con el número 101, donde habitaba el  menor, y vieron que sus cosas estaban afuera de la propiedad, todos se sorprendieron pues la cara de la indiferencia le causó la muerte.

Ante estos hechos los vecinos realizaron al interior de la zona una manifestación pacífica, exigiendo justicia para el pequeño, ahí le realizaron un pequeño altar, con veladoras, un par de sandalias y su foto impresa en una hoja la cual fue pegada en la pared.

LA JUSTICIA

Mientras tanto, esa noche la Fiscalía General del Estado confirmaba la detención de dos personas, por su probable responsabilidad en el delito de Homicidio Doloso, los hechos ocurrieron en el Fraccionamiento Casas Geo de Chiapa de Corzo.

De acuerdo a la Carpeta de Investigación, el pasado 29 de septiembre, Sandival “N” y Elena “N”, presuntamente privaron de la vida al menor de edad, luego de propinarle diversos golpes en su anatomía.

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SEGUÍA EL CALVARIO

Aunque Carlitos ya no estaba sufriendo, su cuerpecito no fue reclamado por ningún familiar, sus vecinos lucharon para evitar que sus restos fueran enterrados en una fosa común.

El caso conmocionó a toda la sociedad, que hasta  arreglaron el kiosco del mismo fraccionamiento, para poder velarlo, invitaron a todo aquel que quisiera acompañarlos, que fueran vestidos de blanco en su memoria.

“Buenas tardes mi gente Chiapacorzeña, lamentablemente el cuerpo del niño Carlitos ya no fue reclamado por ningún familiar se creía que la madre biológica lo llevaría pero no fue así, así que habitantes de casas Geo invita a todo el que guste acompañar o apoyar a la velada que se llevará a cabo el día de hoy a las 6 de la tarde, en el interior del fraccionamiento casas Geo, Chiapa de corzo”, escribieron.

Los vecinos, no esperaban que en la funeraria la madre del pequeño ya esperara el cuerpo, fue de manera rápida realizaron los trámites y el traslado a Tapachula.

EN VIAJE AL LUGAR QUE LO VIO NACER

En su lugar natal, la iglesia de San Benito Abad, en la localidad de Puerto Madero, ya lo esperaba, con cuatro sillas como soporte a la caja blanca donde su cuerpo reposaba, le rindieron una misa.

Durante la ceremonia religiosa, nadie lloraba por Carlitos,quizás él solo llegó a esta tierra para demostrar la indiferencia que existe en la sociedad tras varios casos de violencia que sufren los infantes.

LA EXIGENCIA DE JUSTICIA CONTINÚA

A cinco días de su partida, se prevé que en las próximas horas los vecinos asistan a la Fiscalía General del Estado, para exigir justicia, temen que las hoy culpables, sean liberadas pues señalan que tienen conocidos en diversas dependencias de gobierno.

Él era originario de Tapachula, quienes frecuentaban a Carlitos no sabían nada de su madre, narran que el año pasado llegaron por su hermanita porque también sufría de violencia, sin embargo; Carlitos, se quedó en manos de lo que sería un calvario.