Espacio de memoria

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El teatro nacional e internacional vivió un año intenso, marcado por la reflexión social, la diversidad de lenguajes escénicos y la consolidación de espacios que ampliaron el diálogo entre el arte y la realidad. Los escenarios pusieron el foco en temas como la búsqueda de identidad, la visibilidad de los pueblos originarios, la violencia machista y las exigencias de justicia, al tiempo que el público fue testigo de propuestas de alta calidad artística en encuentros como el Festival Internacional Cervantino (FIC), la Muestra Nacional de Teatro y la sólida programación de Teatro UNAM. En contraste, el fallecimiento de Bob Wilson representó una de las pérdidas más sensibles para esta disciplina a nivel mundial.

La Compañía Nacional de Teatro (CNT) agitó el panorama escénico con la adaptación de Baño de Uñas, de José Agustín, dirigida por Valeria Fabbri. Con humor oscuro y sátira mordaz, la obra sitúa su acción en el emblemático 6 de julio de 1988, día de la “caída del sistema” electoral, cuando una reunión entre amigos se transforma en un caos que mezcla risas, tragedia y superstición. Las actuaciones de Georgina Arriola, Estefanía Norato, Medin Villatoro y Salvador Carmona convirtieron la sala Héctor Mendoza en un espacio donde la memoria histórica dialogó con la crítica social.

La denuncia de la violencia de género alcanzó resonancia internacional con El invencible verano de Liliana, texto de Cristina Rivera Garza, galardonada en 2024 con el Premio Pulitzer. La puesta en escena, protagonizada por Cecilia Suárez en su primer monólogo y con dramaturgia de Amaranta Ontiveros, llevó al teatro la historia del feminicidio de Liliana Rivera Garza, presentándose en Madrid como un potente acto de memoria y justicia simbólica.

El teatro también se desplazó hacia la reflexión escrita con la publicación de El espectáculo invisible, de Luis de Tavira. A través de aforismos y pensamientos breves, el director y actor compartió más de cuatro décadas de dudas, certezas y preguntas sobre el arte dramático, construyendo un texto que funciona como confidencia y no como manual.

La edición 45 de la Muestra Nacional de Teatro, celebrada en Cancún, reunió 29 montajes y cerca de 500 creadores, con un énfasis en atraer a públicos jóvenes. Durante más de una semana, la ciudad fue sede de funciones, mesas de dramaturgia contemporánea y encuentros editoriales, reafirmando la vitalidad del teatro en todo el país.

En el ámbito internacional, destacó la presencia de la Fura dels Baus con su interpretación de Carmina Burana en el Auditorio Nacional, así como la propuesta unipersonal Habitación MacBeth, del argentino Pompeyo Audivert, presentada en el FIC, donde objetos, escenografía y personaje se fundieron en una experiencia escénica singular.

El año también estuvo marcado por el fallecimiento de Bob Wilson, creador fundamental del teatro contemporáneo, cuyo legado transformó la escena con su uso del silencio, la atmósfera y el tiempo. Su partida dejó un vacío profundo, pero también una influencia perdurable.

Finalmente, el trabajo del Laboratorio de Teatro Campesino e Indígena, fundado por María Alicia Martínez Medrano y Cristina Payán, reafirmó la fuerza del teatro comunitario. En Yucatán, su sede —reconocida como patrimonio cultural inmaterial— impulsó la formación de actores mayas y presentó obras como Juan Balam, ejemplo del diálogo entre tradición, identidad y creación escénica contemporánea.

FOTO: CORTESÍA

PIE DE FOTO: El año también estuvo marcado por el fallecimiento de Bob Wilson, creador fundamental del teatro contemporáneo.