La palabra escrita, más allá del formato, es un acto de memoria, afecto y resistencia

Karla Gómez  NOTICIAS

En el marco del Día Internacional del Libro, la Plaza de Santo Domingo, en el corazón del Centro Histórico de la Ciudad de México, fue escenario de una jornada de reflexión y creación literaria, con el conversatorio Escribir en Máquinas. Una visita a la Plaza de Santo Domingo, organizado por la Secretaría de Cultura federal y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), en colaboración con la Secretaría de Cultura capitalina y el Fideicomiso del Centro Histórico.

El evento reunió a escribanos tradicionales de la plaza, autoridades culturales e integrantes de colectivos poéticos, quienes celebraron la vigencia de este oficio con siglos de historia. El conversatorio se convirtió en un espacio para visibilizar a quienes, desde sus máquinas de escribir, han sido testigos y partícipes de innumerables historias de vida, amores, migraciones y trámites oficiales.

La coordinadora nacional de Literatura, Nadia López García, destacó la relevancia de reconocer el valor de la palabra más allá del libro físico. “Es momento de repensar qué historias consideramos literatura y quiénes son sus verdaderos autores”, subrayó, en referencia a las voces que habitan las cartas redactadas por los escribanos.

Karlos Atl, director del Colectivo Poesía y Trayecto, puso énfasis en la autoría invisible de estos “escritores fantasma” que, por generaciones, han dado forma a cartas y documentos cruciales para muchas personas. “Miles de historias de amor y migración han sido escritas en estas máquinas. Son literatura viva, aunque no estén firmadas por autores reconocidos”, expresó.

Por su parte, Miguel Hernández, representante de la Unión de Mecanógrafos y Tipógrafos Públicos, recalcó que este oficio representa una parte esencial de la identidad mexicana. “Estamos ante un patrimonio intangible que corre el riesgo de desaparecer si no se reconoce su valor frente a las nuevas tecnologías”, advirtió.

Alonso Flores Ávila, jefe de Patrimonio Cultural y Conservación de la Ciudad de México, afirmó que los escribanos cumplen con los requisitos para ser declarados Patrimonio Cultural Inmaterial de la capital, según los criterios de la UNESCO. “No solo han sabido adaptarse, sino que siguen brindando un servicio cultural y social fundamental”, añadió.

Finalmente, Natalia Pedroza y Fernández, de la Red Poética del Mediodía, subrayó el valor del contacto humano en el proceso de escribir por encargo. “Un poema también puede abrazar. Esa es la diferencia entre un escribano y una inteligencia artificial”, dijo con emoción.

La jornada concluyó con la participación activa del público, que pudo redactar cartas y poemas en las clásicas máquinas de escribir, recordando que la palabra escrita, más allá del formato, es un acto de memoria, afecto y resistencia.

Foto: Karla Gómez

Pie de foto:  . “Un poema también puede abrazar. Esa es la diferencia entre un escribano y una inteligencia artificial”.