Ana Liz Leyte NOTICIAS
En México, uno de cada cinco adolescentes consume alcohol, y muchos lo hacen en exceso sin ser conscientes de las consecuencias. Mientras tanto, la mayoría no busca ayuda ni reconoce el problema, advirtió la Central Mexicana de Servicios Generales de Alcohólicos Anónimos A.C.
Esta situación, sostuvo la organización que ya de por sí es alarmante a nivel nacional, aunque destacó que cobra dimensiones aún más críticas en estados con altos índices de pobreza como Chiapas, donde la falta de acceso a la educación, la salud mental y la prevención agravan el impacto del alcoholismo juvenil.
Frente a este panorama, Alcohólicos Anónimos alertó que el consumo de alcohol entre jóvenes se ha convertido en una crisis silenciosa que exige atención inmediata.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) 2022, publicada por la Secretaría de Salud (SS), el 20.6 por ciento de los adolescentes de entre 10 y 19 años son considerados “consumidores actuales” de alcohol, es decir, han ingerido al menos una bebida alcohólica en los últimos 12 meses. A mayor edad, mayor es el consumo: mientras que el 3.8 ocho por ciento de los adolescentes entre 10 y 12 años reportaron haber bebido alcohol, mientras que el porcentaje se dispara hasta el 32.5 por ciento entre los 16 y 17 años.
En contraste, datos de Alcohólicos Anónimos revelan una desconexión preocupante, apenas el 1.5 por ciento de sus miembros tienen menos de veintiún años, lo que sugiere que, a pesar del consumo creciente, los jóvenes no suelen reconocer que tienen un problema o no buscan ayuda oportuna.
“Muchos adolescentes no identifican el alcoholismo como una enfermedad, lo que dificulta que se acerquen a recibir apoyo”, señala la organización.
Este fenómeno, indica que tiene profundas implicaciones sociales, sobre todo en contextos de vulnerabilidad, ya que las y los consumidores de alcohol es más común entre adolescentes que no estudian (36.8 por ciento) o presentan rezago educativo (24.8 por ciento). Además, agrega que un preocupante 13.9 por ciento tuvo un consumo excesivo en el último año, lo que incrementa el riesgo de dependencia, así como de sufrir trastornos mentales, violencia o accidentes.
En entidades como Chiapas, en donde más del 70 por ciento de la población vive en situación de pobreza, la falta de políticas públicas efectivas y el limitado acceso a servicios de salud mental agravan el problema. El consumo de alcohol entre jóvenes se convierte en una vía de escape ante la marginación, pero también en un factor que perpetúa el ciclo de desigualdad y exclusión.
Ante este panorama, la Central Mexicano urge a la juventud mexicana a reconocer los signos del alcoholismo y buscar ayuda en espacios seguros.
“El alcoholismo no es un problema que deba enfrentarse en soledad. En nuestros grupos encontrarán apoyo, escucha y herramientas para iniciar su recuperación. El primer paso es reconocer el problema y pedir ayuda”, enfatizó el maestro Arturo Sabines, presidente de la Junta de Consejo de la Central Mexicana.