Una obra simbólica que marca el regreso de este tocado a su tierra de origen

Karla Gómez NOTICIAS

El Penacho de Moctezuma, elaborado por los antiguos habitantes del México prehispánico y supuestamente obsequiado a Hernán Cortés en 1519, ha sido motivo de fascinación y estudio a lo largo de los siglos. Aunque el original se encuentra en el Museo de Etnología de Viena, Austria, el anhelo por su retorno a México inspiró a la diseñadora textil Valeria Corona a crear una reinterpretación moderna de este ornamento histórico.

Quinientos años después de su confección, el artesano chiapaneco Gerardo Hermosillo Flores, experto en metalistería, dio vida a El Penacho del México Moderno, una obra simbólica que marca el regreso de este tocado a su tierra de origen. La pieza, formada por más de 600 laminillas en forma de torres, lunas y discos, se exhibe temporalmente en el Museo Nacional de Antropología (MNA), como parte de una exposición organizada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

La creación de esta obra, que puede apreciarse hasta el 16 de febrero de 2025, combina tradición y modernidad. Forjada en lámina negra, luces led y plumas sintéticas, su diseño es un tributo a la memoria colectiva de México. Hermosillo, quien aprendió el arte de la orfebrería desde los siete años, aplicó técnicas ancestrales para dar forma a cada figura metálica, usando herramientas como marros, cinceles y grabadores.

Valeria Corona, la creadora de esta reinterpretación, destacó el proceso colaborativo que involucró a más de 10 personas durante dos meses y medio, uniendo artesanía y tecnología para lograr esta obra única. El Penacho del México Moderno invita a reflexionar sobre lo que significa ser mexicano y la reinterpretación de las tradiciones en la actualidad.

Con entrada libre, la exposición en el MNA ofrece una oportunidad única para admirar esta fusión de arte y cultura, y reflexionar sobre el legado del pasado en el presente.

Foto: Karla Gómez

Pie de foto: Valeria Corona, la creadora de esta reinterpretación, destacó el proceso colaborativo que involucró a más de 10 personas durante dos meses y medio, uniendo artesanía y tecnología para lograr esta obra única.