De acuerdo a datos del INEGI, la entidad cuenta con 204 personas indigentes

DANIELA GRAJALES NOTICIAS

Acostado en plena avenida, a todos les llama la atención, sin hogar, se queda donde le agarré la noche, al verlo da miedo, nadie se le acerca, todos se alejan, cuando hace calor, él se mete al banco para dormir.

Es difícil sacarle unas palabras, no confía en la gente, no recuerda su nombre, come lo que encuentra en los botes de basura, y lo que a veces las personas le dan, no es violento, pero su aspecto tampoco es agradable.

Recuerda que tuvo un accidente y que por eso utiliza esa muleta, él no le tiene miedo al Covid, dice que no sabe qué es eso.

Otro caso es el de el señor de las palomas, en su bolsa carga pan, tortillas y arroz, para alimentar a sus compañeras, su entretenimiento, su distracción, narra que con lo poco que junta le alcanza para pagar su baño, y comer algún desayuno, este hombre de la tercera edad, tiene familia, o al menos eso aparenta, pues viste ropa limpia, pero sale a “distraerse” por las mañanas sin rumbo alguno.

Son estadísticas de personas en situación de calle que deambulan por la capital chiapaneca, algunos de forma permanente y, otros, por temporadas y, aunque no se sabe a ciencia cierta su estado de salud, ellos son la población invisible ante el Covid.

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Tal vez las cifras hayan incrementado, debido al fenómeno migratorio; son personas que no son de aquí, que van de paso, pernoctan unos días, luego siguen a su destino, hay de comunidades y también personas del extranjero.

De acuerdo a las estadísticas del INEGI, en viviendas colectivas, albergues, asilos, cárceles y conventos viven 9 mil 125 personas y una población indigente de 204 personas no tiene vivienda, la población en hogares indígenas es un millón 835 mil 102 personas, pero el 28.2 por ciento de la población habla una lengua o más.

Las autoridades del estado, realizan tareas de búsqueda de parientes para regresarlos a su entorno familiar, pero la respuesta es poco alentadora, no obstante,realizan labores sociales, como darles alimento, ropa y calzado.

Los propios indigentes, señalan que no quieren volver a casa porque no son aceptados, por tratarse de personas con problemas de salud mental o de adicciones o que sufrieron violencia familiar.

Si bien es cierto, es difícil poder monitorear su estado de salud, desde el inicio de la pandemia al menos se han reportado tres casos de personas en situación de calle fallecidas de Covid-19.