La Razón

Integrantes de colectivos, trabajadores y estudiantes marcharon este domingo 23 de noviembre por las calles de la Ciudad de México y otras 31 ciudades, para exigir al Congreso de la Unión aprobar de una vez por todas la reforma que reduciría la jornada laboral a 40 horas semanales.
La movilización se llevó a cabo días después de que Ricardo Monreal Ávila, presidente de la Junta de Coordinación Política (JUCOPO) en la Cámara de Diputados, prometiera que la reforma llegaría a San Lázaro antes del 15 de diciembre, por lo que la discusión se aplazaría hasta 2026.
Monreal aseguró que se trata de un compromiso de campaña de la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo: “Fue un compromiso de ella durante la campaña, y estoy seguro de que va a cumplirlo y nosotros vamos a ayudarle para cumplirlo”, declaró.
Los manifestantes portaron mantas y carteles en donde se leían frases como “Quiero vivir y trabajar, no vivir trabajando. ¡40 horas, ya!”, “Mi mamá trabaja para darme todo, ¡me falta ella!” y “Vivienda para vivir, no solo para llegar a dormir”, para exigir que avance la iniciativa.
En la Ciudad de México, desde temprano, integrantes del Frente Nacional por las 40 Horas se congregaron frente a Palacio Nacional, acompañados por miembros del Partido Comunista Revolucionario.
Pasadas las 11:00 horas, la columna avanzó por la calle Madero rumbo al Senado de la República, coreando “Obrero consciente se une al contingente”.
Durante el trayecto, personas encapuchadas realizaron pintas en establecimientos y lanzaron huevos contra algunos comercios.
“El Estado mexicano mantiene una deuda histórica con el bienestar la clase trabajadora en nuestro país, que persiste a pesar de que las condiciones existen desde hace más de 100 años. En 1935 firmó con la Organización Internacional del Trabajo (OIT) el convenio 47 para tener una semana laboral de 40 horas sin reducción salarial, pero a la fecha no se ha hecho realidad”, aseguraron durante la movilización, al leer la declaración del Frente Nacional por las 40 horas.
Eduardo Alanís, vocero del Frente Nacional, explicó que la movilización responde a una crisis de cuidados y salud provocada por las agotadoras jornadas actuales.
“El día de hoy los cuidados son incompatibles con el trabajo”, afirmó, señalando que los trabajadores carecen de tiempo para atender a familiares enfermos o terminan con graves afectaciones físicas. La alimentación es otro aspecto crítico: “Hoy no tenemos manera de estar alimentándonos adecuadamente y tenemos que andar comprando comida porque nos la pasamos trabajando”, sostuvo Alanís.
Sin embargo, la desconfianza permea entre los manifestantes. El colectivo Yo por las 40 Horas acusó que el gobierno “lleva tres años dando largas” y advirtió que la iniciativa podría retrasarse nuevamente hasta 2026.
Durante el sexenio del expresidente Andrés Manuel López Obrador, la discusión fue postergada en dos ocasiones con el argumento de que debían escucharse todas las voces involucradas. Ahora, bajo la administración de Claudia Sheinbaum, la Secretaría del Trabajo tampoco ha impulsado su aprobación.
La reforma propone reducir de 48 a 40 las horas laborales máximas semanales, ocho horas menos que lo actualmente establecido en la legislación mexicana.
Los participantes agregaron que para miles de trabajadores en todo el país, esas ocho horas representan la diferencia entre una existencia dedicada únicamente a producir y dormir, o recuperar el tiempo para cuidar, alimentarse dignamente y reencontrarse con sus familias.
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Colectivos, trabajadores y estudiantes encabezaron marchas en la Ciudad de México y otras 31 ciudades.
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