
La Razón Online

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sostuvo ayer una reunión con su equipo de seguridad nacional en el Despacho Oval, en un encuentro destinado a revisar la estrategia frente a Venezuela en medio del aumento de presiones políticas y militares. De acuerdo con un alto funcionario estadounidense, la sesión incluyó a figuras clave del gabinete y a responsables de defensa, aunque sin revelar detalles. La cita ocurrió mientras Washington intensifica sus señalamientos sobre presuntos envíos de drogas provenientes del territorio venezolano.
A la Casa Blanca llegaron el secretario de Defensa, Pete Hegseth; el jefe del Estado Mayor Conjunto, general Dan Caine; el secretario de Estado, Marco Rubio; la secretaria general Susie Wiles y el subsecretario Stephen Miller. Más temprano, la secretaria de prensa Karoline Leavitt explicó que el magnate estaba “reuniéndose con su equipo de seguridad nacional sobre este tema y sobre muchos otros asuntos”, y añadió que es parte de su obligación “asegurar que la paz continúe en todo el mundo”.
La sesión se produjo mientras Estados Unidos sostiene operaciones antinarcóticos en el Caribe que superan, por su potencia militar, lo necesario para este tipo de misiones. El despliegue militar, sumado al deterioro diplomático entre ambos países, alimenta pronósticos de acciones inminentes.
El sábado pasado, Donald Trump declaró que el espacio aéreo sobre Venezuela debía considerarse “cerrado en su totalidad”, sin precisiones adicionales.
Por su parte, el presidente venezolano Nicolás Maduro reaccionó públicamente desde un mitin el lunes, sostuvo que Venezuela rechaza cualquier forma de sometimiento. “Queremos paz, pero paz con soberanía, paz con igualdad, paz con libertad. No queremos paz de esclavos, ni queremos paz de colonias”, afirmó. En su discurso también señaló: “No nos han sacado con su terrorismo psicológico, ni siquiera un centímetro del camino correcto”.
Sus declaraciones ocurrieron un día después de que Trump confirmara que sostuvo una conversación con el líder venezolano, aunque sin proporcionar contenido. Esa llamada, del 21 de noviembre, fue breve, de menos de 15 minutos, y estuvo marcada por tensiones y solicitudes rechazadas, según cuatro fuentes informadas sobre el intercambio.
Para Maduro, la vía negociada incluía abandonar Venezuela bajo garantías completas: amnistía legal para él y su familia, la eliminación de sanciones, el cierre de procesos judiciales en curso, así como el levantamiento de medidas contra más de 100 funcionarios de su gobierno. Dos fuentes añadieron que pidió que la vicepresidenta Delcy Rodríguez encabezara un gobierno interino antes de convocar elecciones.
Sin embargo, el republicano rechazó casi todas las peticiones, pero dio a Maduro una semana para dejar Venezuela rumbo al país de su preferencia. De acuerdo con dos fuentes, ese plazo venció el pasado viernes, lo que habría motivado el anuncio del sábado sobre el espacio aéreo.
La solicitud de una segunda llamada por parte del gobierno venezolano, revelada por tres fuentes, refleja la urgencia diplomática en un contexto de crecientes riesgos. Sin embargo, Washington no ha respondido públicamente.
“Maduro y la mayoría de sus cómplices ven las amenazas militares de Estados Unidos como un engaño”, dijo una fuente con contacto regular con altos funcionarios de Venezuela al Wall Street Journal el mes pasado.
PIE DE FOTO:
Magnate le planteó en llamada renunciar e irse a Rusia o a otro país; el venezolano se negó.
FOTO: AGENCIAS

