*La obra pictórica de Olga Costa es amplia y se encuentra presente en importantes colecciones

Isabel Nigenda Noticias

La Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal) se unen para conmemorar el 30 aniversario luctuoso de la reconocida pintora Olga Costa. Conocida como una de las fundadoras del Salón de la Plástica Mexicana, Olga Costa dejó un legado artístico y cultural invaluable.
Nacida como Olga Kostakowsky Fabricant en Leipzig, Alemania, el 28 de agosto de 1913, Olga Costa posteriormente se nacionalizó mexicana y se convirtió en una figura destacada en el ámbito de las artes visuales. Además de su talento como pintora, también se desempeñó como promotora cultural y coleccionista.
La obra pictórica de Olga Costa es amplia y se encuentra presente en importantes colecciones, como la del Banco Nacional de México (Banamex), la Blaisten y la del Museo de Arte Moderno (MAM) del Inbal. Sus exposiciones individuales son destacadas eventos en el panorama artístico, entre las que se encuentran el homenaje que le ofreció el Festival Internacional Cervantino en 1989, la exhibición en el Museo de Arte Moderno en 1990 (año en el que también recibió el Premio Nacional de Ciencias y Artes) y la retrospectiva realizada en 2013 en el Inbal para conmemorar el centenario de su nacimiento.
La obra de Olga Costa se caracteriza por su amplia gama cromática y la integración de elementos naturales, como plantas, frutas y flores. Sus pinturas abarcan géneros como el paisaje, la naturaleza muerta y el retrato, y reflejan su talento y sensibilidad artística.
En 1933, Olga Costa ingresó a la Escuela Nacional de Bellas Artes, donde estudió pintura bajo la tutela de Carlos Mérida y también se formó en el taller de grabado de Emilio Amero. Durante ese tiempo, conoció a José Chávez Morado, con quien contrajo matrimonio en 1935.
En 1936, la pareja se trasladó a Veracruz debido a una comisión de Chávez Morado para realizar un mural en la Escuela Normal de Xalapa. Fue en este período cuando Olga Costa comenzó a pintar de manera más constante, desarrollando su estilo y consolidando su carrera artística.
En 1945, Olga Costa presentó su primera exposición individual en la Galería de Arte Mexicano y, posteriormente, recibió una invitación del Instituto de Intercambio Cultural Mexicano-Ruso para donar una de sus obras para la creación de la Sala México en el Museo de Arte Occidental Moderno de Moscú.
El 16 de noviembre de 1949, Olga Costa fue una de las fundadoras del Salón de la Plástica Mexicana, un importante espacio que reunió a destacados artistas como Diego Rivera, Frida Kahlo, María Izquierdo y Francisco Dosamantes, entre otros.
A lo largo de su vida, Olga Costa también trabajó activamente en el desarrollo de museos en el estado de Guanajuato, donde estableció su residencia permanente en 1966 junto a José Chávez Morado. Juntos, colaboraron en la organización del Museo de la Al hóndiga de Granaditas. Durante este período, Olga Costa retomó su pasión por la pintura y produjo obras en óleo y gouache de menor escala pero igualmente significativas.
La destacada pintora Olga Costa falleció en Guanajuato el 28 de junio de 1993, dejando tras de sí un legado artístico perdurable y un impacto duradero en el panorama cultural mexicano. Su contribución al arte y su participación en la fundación del Salón de la Plástica Mexicana la convierten en una figura emblemática en la historia de las artes visuales de México.
Con motivo del 30 aniversario de su partida, la Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal) rinden homenaje a la vida y obra de Olga Costa. A través de exposiciones, eventos especiales y actividades educativas, se busca mantener viva su memoria y difundir su legado entre las nuevas generaciones de artistas y amantes del arte.
La trascendencia de Olga Costa en el ámbito artístico se ve reflejada en la presencia de sus obras en reconocidas colecciones y en la continua admiración que despiertan en el público. Su estilo único, la riqueza cromática y la delicadeza con la que abordaba temas naturales la convierten en una figura inolvidable en la historia del arte mexicano.
A través de su talento, dedicación y contribución al Salón de la Plástica Mexicana, Olga Costa dejó una huella imborrable en el panorama cultural del país. Su legado perdura y continúa inspirando a artistas y amantes del arte, recordándonos la importancia de valorar y preservar nuestra rica tradición artística.

Foto: Cortesía.
Pie de foto: La obra de Olga Costa se caracteriza por su amplia gama cromática y la integración de elementos naturales.