Una figura fundamental en el panorama artístico mexicano.

Karla Gómez Noticias

La Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal) se unen para conmemorar el decimoquinto aniversario del fallecimiento de la renombrada artista plástica Fanny Rabel, quien dejó una huella imborrable como la primera mujer muralista de la era moderna y la única integrante femenina del grupo conocido como Los Fridos, quienes fueron discípulos de la icónica Frida Kahlo.

Originaria de Lodz, Polonia, Fanny Rabinovich nació en 1922 y, tras una travesía que la llevó de París a México huyendo de la guerra en 1936, se consolidó como una figura fundamental en el panorama artístico mexicano.

El 25 de noviembre de 2008 marcó la partida de Fanny Rabel, dejando tras de sí una sólida carrera como pintora y muralista. Con 86 años, su legado perdura, recordándola como una defensora incansable de las luchas sociales, la justicia y la igualdad en las grandes urbes.

Rabel, discípula de los grandes maestros de la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado La Esmeralda, incluyendo a Diego Rivera y Frida Kahlo, forjó una carrera artística que se extendió por cerca de 70 años. Su obra, enriquecida por más de 80 exposiciones individuales y 60 colectivas tanto en México como en el extranjero, abarcó diversas etapas marcadas por influencias que van desde la Escuela Mexicana de Pintura hasta el expresionismo y una última fase donde plasmó la opresión, la catástrofe y el daño ecológico en la Ciudad de México.

Fanny Rabel, miembro fundador del Taller de Gráfica Popular (TGP) y del Salón de la Plástica Mexicana (SPM), demostró su compromiso social en cada trazo. Su amistad con Frida Kahlo y su participación en el grupo Los Fridos, junto a destacados artistas como Guillermo Monroy, Arturo Estrada y Arturo García Bustos, marcó una época de activismo artístico en las calles de México.

La artista participó en proyectos emblemáticos, entre ellos los murales de la pulquería La Rosita, cercana a la Casa Azul de Coyoacán, y en los lavaderos para madres solteras cerca de la iglesia de La Conchita. Su mirada atenta y compasiva hacia las penurias y necesidades de los mexicanos se refleja en una obra impregnada de amor y solidaridad.

En 1993, el Inbal le rindió homenaje por sus 50 años de trayectoria con una muestra antológica en el Museo del Palacio de Bellas Artes. En sus últimos años, Fanny Rabel resumió la esencia de su obra, pintando al ser humano con amor, retratando su desamparo y angustia a través de su propia perspectiva y solidaridad.

Quince años después de su partida, la vigencia y relevancia de Fanny Rabel resuenan en la historia del arte mexicano, recordándola como una pionera que, a través de su obra y activismo, contribuyó a teñir de colores la lucha por la justicia y la emancipación. Sus restos descansan en el Panteón Israelita, donde su memoria sigue siendo visitada por su hija Paloma Woolrich y sus nietos, perpetuando el legado de esta extraordinaria mujer.

Foto: Cortesía.

Pie de foto: Fanny Rabel, miembro fundador del Taller de Gráfica Popular y del Salón de la Plástica Mexicana.