Zaira Lobato, directora de la Casa de la Danza habla de los prejuicios y tabúes ante la enseñanza de danza contemporánea

Isabel Nigenda
Noticias

“¿Por qué acuden pocos niños a tomar clases de danza?”, es la pregunta con la que inicia Zaira Lobato, directora de Casa de la Danza, quien argumenta que en sus 22 años de experiencia profesional dando clases de danza-ballet contemporáneo y expresión corporal a las infancias, son contadas las ocasiones que acuden niños.
Lo que denota un problema cultural arraigado en los estereotipos de género. Puesto que la idea de que la danza es solo para niñas y que los niños deben centrarse en deportes más “masculinos”, como el futbol, ha creado una brecha en la participación de género en las artes escénicas.
“Probablemente, en primera instancia habría que ampliar nuestra idea de danza o de clases de danza, y apostar por otras búsquedas, así como diversificar la oferta de las clases de danza en las escuelas, que se aferran, en su mayoría, a limitarse a la práctica de la danza folclórica como única opción. Pero, sobre todo, lo que merece la pena cuestionar, son nuestros propios tabúes y prejuicios en relación a las actividades que realizan nuestras hijas, hijos e hijes”, argumenta Lobato.
Así mismo, Lobato asegura que la danza contemporánea es una excelente opción para que los niños exploren su cuerpo e identidad sin las limitaciones impuestas por los estereotipos de género. Igualmente, es una oportunidad para construir colectividad y estar en sintonía con la conciencia corporal, el cuidado, la creatividad y la conexión con uno mismo.
“Para mí, una clase de danza contemporánea, tiene que ver en un principio con la conciencia del cuerpo, el cuidado y la mayoría de las veces, el placer -o el sentir- de ser, una amplificación y múltiples conexiones conmigo misma y con las y los otres, con los espacios, con los órganos, los huesos, los pensamientos, mi historia, pero también las conexiones de las que no encuentro palabras para su descripción, las que tienen que ver con lo otro, con lo profundo, con lo sagrado, con el silencio, con lo sensible, con la vida-muerte-vida”, añade.
Es importante aprender a cuestionar nuestros propios tabúes y prejuicios acerca de las actividades que realizan los niños y las niñas, ya que podemos estar vulnerando sus derechos de explorar su individualidad. La danza contemporánea puede ser una herramienta útil para promover la diversidad y la inclusión social que permite alentar a las futuras generaciones a no seguir y sentirse cohibidos por los patrones impuestos por la sociedad.