Fonoteca Nacional revive la época dorada del jazz mexicano

Isabel Nigenda
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La música y la historia de las grabaciones discográficas de diversos intérpretes, los lugares donde se presentaron y la vida nocturna de la capital de hace 60 años se rememoró en la sesión de escucha “El jazz en la Ciudad de México (1960-1964)”, a cargo del pianista Alberto Zuckermann y la investigadora Susana Ostolaza.
La velada tuvo lugar en la Fonoteca Nacional y contó con la presencia de un público joven, ansioso por disfrutar de la música de la época dorada del jazz en México. El programa incluyó la reproducción de nueve documentos sonoros provenientes de la colección 68 de Alberto Zuckermann, preservada en la Fonoteca Nacional.
El primer fonograma del género hecho en nuestro país fue el tema de introducción, un clásico de Lewis y Hamilton How high the moon, incluido en el disco el “Jazz en México, The Legendary 1954 Sessions”. El crítico de jazz Roberto Ayala produjo las primeras grabaciones de jazz realizadas por músicos mexicanos el 5 de marzo de 1954.
Tras esta grabación histórica siguieron siete temas musicales emblemáticos del periodo de 1960 a 1964. Entre ellos, destacaron El hombre del brazo de oro, de Tino Contreras; Chilo´s blues, de Chilo Morán; El maletín y yo, con Ricardo Lemus y su Grupo de Jazz; Fascinatin Rhythm y Bestial, con el Octeto de Clare Fischer; El organillero, con el Cuarteto de Fred Tatman, y Somewhere, con el Trío de Luis Ocadiz.
El programa incluyó también la entrevista de Zuckermann a Tino Contreras, una conversación de 2010, en la que el gran baterista -figura legendaria del jazz mexicano- recordó sus orígenes y su acercamiento al género, a través de su padre, Miguel Contreras, uno de los primeros bateristas que iniciaron el jazz en el norte del país, fundador de la OK Jazz Band, la primera orquesta de jazz en Chihuahua.
La investigadora Susana Ostolaza también se refirió a Tino Contreras, fallecido en 2021, como un músico con una activa carrera, “un gran conversador, muy simpático, se podía pasar uno escuchándolo por mucho rato y no se le agotaban las anécdotas ni las ideas”, dijo.
Con cinco décadas de trayectoria de ofrecer recitales y de participar en festivales y clubes de jazz en México y Europa, Alberto Zuckermann habló también de la vida nocturna de aquellos años en la capital y evocó el gran ambiente de sitios como el Semiramis, ubicado en un sótano de la avenida Florencia, o el Riguz, situado en el Parque Hundido, donde se podía escuchar jazz seis días a la semana.
El reconocido pianista, quien ha documentado especialmente la década de los 60, es autor del libro El jazz en la Ciudad de México, 1960-1969, editado por el Fondo de Cultura Económica, y coautor con Susana Ostolaza del libro El jazz en el Palacio de Bellas Artes (1962-2011).
Uno de los aspectos más interesantes de la sesión de escucha fue la oportunidad de escuchar grabaciones que, de otra manera, no estarían disponibles para el público. La colección 68 de Alberto Zuckermann es una fuente invaluable para aquellos interesados en la historia del jazz en México, y la Fonoteca Nacional ha hecho un gran trabajo en preservar estas grabaciones para el disfrute de las generaciones futuras.
Además de la música, la sesión también ofreció una visión fascinante de la vida nocturna de la Ciudad de México en los años 60. Alberto Zuckermann evocó el ambiente vibrante y emocionante de los clubes de jazz, donde se reunían músicos, críticos y aficionados para disfrutar de la música y conversar sobre sus artistas favoritos. La Ciudad de México era un destino popular para los músicos de jazz de todo el mundo, y el ambiente cosmopolita de la ciudad se reflejaba en la diversidad de estilos y tendencias que se podían escuchar en los clubes.