El Tajimal k’in/Carnaval marca el inicio de un ciclo agrícola y natural de vida

Karla Gómez Noticias

En un arranque lleno de color y tradición, la comunidad de Tzajalchén, ubicada en Tenejapa, Chiapas, dio inicio al primero de los doce días de celebración del Tajimal k’in/Carnaval con la preparación de las varas tsib para la elaboración del emblemático Torito de Petate.

Este evento, arraigado en las tradiciones ancestrales de la región, marca el inicio de una festividad que va más allá de la simple celebración. Los habitantes de Tzajalchén se unen para festejar y agradecer por la cosecha anterior y la próxima siembra, en una ceremonia tradicional en honor a «Muk’ Manojel».

La participación de jóvenes y adultos con disfraces multicolores no solo añade un toque festivo, sino que también tiene un profundo significado. Estos disfraces no son simplemente atuendos llamativos, sino un medio para representar la realidad propia de la comunidad, anunciando y agradeciendo la prosperidad que se espera en los próximos días.

Siguiendo el calendario maya, que divide el tiempo en ciclos marcados por rituales y ceremonias, la celebración del Tajimal k’in/Carnaval no es solo una fiesta, sino un momento sagrado que marca el fin e inicio de un ciclo agrícola y natural de vida. Durante estos días, se llevan a cabo una serie de ritos, danzas, música, cantos, disfraces, bromas y se comparten bebidas sagradas, simbolizando la conexión profunda con la tierra y la naturaleza.

Manuel Girón Gómez, rezador tradicional de la comunidad, compartió que estos días se aprovechan para rezar, agradecer y pedir salud y bienestar, en un espíritu de armonía con la madre naturaleza. «El objetivo es generar y fortalecer lazos de convivencia entre la comunidad, fortaleciendo la diversidad cultural», añadió.

Uno de los momentos más destacados de la celebración es cuando los personajes emblemáticos de la fiesta se visten y se transforman al escuchar el sonido de la trompeta y los instrumentos de cuerdas. Es este momento el que da inicio a la danza de «las maruchas», una experiencia única y maravillosa que traslada a todos los presentes a un estado de conexión con sus raíces y su cultura.

Foto: Cortesía.

Pie de foto: Los habitantes de Tzajalchén se unen para festejar y agradecer por la cosecha anterior y la próxima siembra.