Nacido en 1849, se erige como una figura emblemática del México del Siglo XIX

Karla Gómez Noticias

En el 150 aniversario de la muerte del poeta coahuilense Manuel Acuña, la Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal) rinden homenaje a este destacado escritor, recordando no solo su trágico final, sino también su contribución a la literatura mexicana y su papel fundamental en la configuración de la identidad cultural del país.

Manuel Acuña, nacido en 1849, se erige como una figura emblemática del México del siglo XIX, un período marcado por conflictos y transformaciones sociales. Su breve pero intensa vida, truncada a los 24 años por un trágico suceso amoroso, dejó una huella imborrable en la historia literaria de México.

El poeta, estudiante de Medicina, se destacó no solo por su obra poética, sino también por liderar un movimiento generacional que buscaba establecer una identidad literaria propia, independiente de las influencias españolas. La catedrática Leticia Romero Chumacero destaca que Acuña formó parte del grupo Nezahualcóyotl, cuya búsqueda de una literatura nacional y una visión progresista sobre las mujeres marcó una ruptura con las generaciones anteriores.

Más allá del mito romántico que rodea su figura, las investigadoras Leticia Romero Chumacero y Mariana Ozuna hacen un llamado a explorar la obra de Manuel Acuña. Romero subraya la importancia de entender al poeta como un líder que abogó por la reconciliación del país en un momento de conflictos. Además, destaca la relación de Acuña con Laura Méndez, una compañera de pluma, resaltando su convicción de que las mujeres podían destacar en la literatura de la misma manera que los hombres.

La investigadora Mariana Ozuna enfatiza la dualidad de Manuel Acuña, atrapado entre la pragmatismo científico de su época y la profundidad sentimental que caracteriza su poesía. Invita a los lectores a sumergirse en obras como «Lágrimas», una elegía conmovedora dedicada a su padre, que revela la amplitud emocional de Acuña más allá del ámbito romántico.

A 150 años de su fallecimiento, la vigencia de Manuel Acuña persiste, no solo como un poeta romántico, sino como un «antiguo contemporáneo» capaz de conectar con las emociones humanas más profundas. Su legado trasciende el mito, ofreciendo a las nuevas generaciones una voz que sigue vibrando con juventud, sensibilidad y una poesía que se desliza por la boca, el corazón y la razón, acariciando el alma de aquellos que se acercan a sus versos.

Foto: Cortesía.

Pie de foto: El poeta, estudiante de Medicina, se destacó no solo por su obra poética, sino también por liderar un movimiento generacional.