KARLA GÓMEZ NOTICIAS

La Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), a través de la Coordinación Nacional de Teatro, en colaboración con Viviana Amaya Escena, presentan Doce maneras de afilarse los colmillos, escrita por Óscar Martínez Vélez y dirigida e interpretada por Viviana Amaya.
Con humor, fantasía y títeres, la obra celebra la diversidad e invita a crear otros mundos posibles. Elisandro es un niño vampiro que no sabe volar, ni asustar, y tampoco le gusta la sangre; en pocas palabras, no cumple con las expectativas de su especie. Tras ser expulsado del colegio, sus padres deciden inscribirlo en clases especiales para convertirlo en un vampiro ejemplar. Así inicia una delirante travesía intergaláctica en la que distintos maestros vampiros lo someten a pruebas absurdas, mientras él enfrenta sus propios conflictos: la luna llena comienza a transformar su cuerpo y su perro Espagueti ha desaparecido.
Doce maneras de afilarse los colmillos es una obra unipersonal de teatro de papel dirigida a niñas y niños. Con humor, fantasía y ternura, aborda temas como la diferencia, la exclusión y el derecho a ser uno mismo, invitando a reflexionar sobre lo que significa ser “normal” y cómo se construyen los estereotipos desde la infancia.
“Surge de la necesidad de contar una historia que hable de lo distinto sin solemnidad, desde el juego, la curiosidad y la imaginación. La obra está inspirada en las preguntas que hacen niñas y niños sobre la identidad, el miedo y la pertenencia”, expresa Viviana Amaya.
El montaje combina la manipulación de títeres bidimensionales, ilustración y actuación, generando un universo visual dinámico. Los escenarios desplegables y los personajes de cartón se transforman con la acción, mientras la actriz titiritera narra, interpreta y manipula en escena, creando una experiencia íntima y artesanal que despierta el asombro.
Viviana Amaya construye un viaje emocional que transita del humor a la melancolía, del asombro al reconocimiento, buscando provocar empatía, risa, nostalgia, alegría y una chispa de rebeldía, al tiempo que plantea cuestionamientos sobre la identidad. “Es una invitación a mirar con otros ojos lo que no encaja, porque a veces ser distinto también puede ser un superpoder”, enfatiza la creadora.
Cuenta con ilustraciones de Luis San Vicente Oliveros; asesoría de puesta en escena y asistencia técnica de Tania Becerra; diseño gráfico de Óscar Contreras, y producción a cargo de Viviana Amaya.
FOTO: KARLA GÓMEZ
PIE DE FOTO: Cuenta con ilustraciones de Luis San Vicente Oliveros; asesoría de puesta en escena y asistencia técnica de Tania Becerra; diseño gráfico de Óscar Contreras, y producción a cargo de Viviana Amaya.