KARLA GÓMEZ NOTICIAS

El Festival de Danzas Negras: Reflexiones Afroindígenas concluyó con éxito su primera edición tras tres semanas de intensa programación, que reunió a más de siete mil asistentes en distintas sedes de la Ciudad de México, Veracruz y Oaxaca. Del 9 al 31 de agosto, este encuentro, organizado por el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) a través de la Coordinación Nacional de Danza, se consolidó como un espacio vivo para celebrar la riqueza de los ritmos, tradiciones y raíces afroindígenas que perviven en México y América Latina.
La diversidad de actividades incluyó espectáculos escénicos, talleres, charlas académicas y diálogos interculturales que permitieron reflexionar sobre las identidades afrodescendientes e indígenas desde una mirada contemporánea. La participación de artistas y especialistas de Brasil, Cuba, Colombia y México enriqueció el intercambio, dando al festival un carácter internacional que reforzó su vocación de encuentro y reflexión.
La respuesta del público y el entusiasmo de las y los creadores llevaron a la Coordinación Nacional de Danza a anunciar una segunda edición del festival en 2026, la cual estará dedicada a las identidades, herencias y posturas contemporáneas de las danzas afrocaribeñas. Con ello, se busca dar continuidad a un proyecto que pone en el centro la memoria cultural y la diversidad de los pueblos.
La clausura se celebró en el Teatro del Bosque Julio Castillo, donde se presentó el espectáculo afrocontemporáneo Yanga, a cargo de la Compañía Serafín Aponte, agrupación que este año festeja su 25 aniversario. La velada se convirtió en un homenaje tanto al festival como a la trayectoria de la compañía, pionera en abrir caminos dentro de la danza afrocontemporánea en México.
Como parte de los festejos se develó una placa conmemorativa, en un evento que contó con la presencia del maestro Serafín Aponte, coreógrafo y fundador de la compañía; la poeta e investigadora Patricia Camacho Quintos; el fotógrafo y activista afromexicano Hugo Arellanes, y el Dr. Alonso Alarcón Mújica, coordinador nacional de Danza del INBAL.
Durante la ceremonia, Aponte agradeció a su equipo por la consolidación del proyecto y destacó la importancia del festival, subrayando que “la libertad de los pueblos es esencial para la vida”. Por su parte, Alarcón Mújica celebró la trayectoria de la compañía y reconoció el montaje Yanga como una “pieza angular en el andamiaje del reconocimiento de las negritudes desde el campo dancístico mexicano”.
Con este cierre, el Festival de Danzas Negras no solo celebró sus raíces en el movimiento y la música, sino que también abrió un horizonte de diálogo sobre la herencia afroindígena en México, reafirmando que la danza es un lenguaje capaz de mantener viva la memoria colectiva y proyectarla hacia el futuro.
FOTO: KARLA GÓMEZ
PIE DE FOTO: El Festival de Danzas Negras no solo celebró sus raíces en el movimiento y la música, sino que también abrió un horizonte de diálogo.