Otro año donde una de las festividades más antiguas de Tuxtla se celebra de manera distinta
Daniela Grajales NOTICIAS
Foto. Daniela Grajales
La primera y una de las más antiguas festividades religiosas en la capital chiapaneca, es la del Santo niño de Atocha; el Barrio Niño de Atocha es un barrio que se destaca por su fiesta, cultura y tradición; sin embargo esta celebración no es la misma.
El patronato de la feria ha eliminado actividades que no pongan en riesgo la salud de los feligreses, el día de ayer 6 de enero los visitantes pudieron acudir a dejar regalos a este santo Niño.
Respecto a las misas se llevan a cabo de manera normal, a las 6:00 de la tarde, y solo pueden acceder grupos de 50 personas.
Los encargados de este templo exhortan a los visitantes a hacer uso de cubrebocas; anteriormente las familias llevaban mariachis o parachicos, pero en esta ocasión no se permitió el acceso a estos grupos que alegran la tradicional festividad.
Este pequeño santo patrono que los colonos de esa zona festejan año con año del uno al seis de enero, ha sido víctima también de la COVID, pues ese verdadero ambiente de fiesta que se vivía antes de la pandemia ya no se verá.
Aunque en las primeras horas de este 6 de enero se escucharon cohetes, semanas previas alistaron grandes mesas a un lado del templo, ahí estaban las comideras preparando tamales, bebida caliente y sillas alrededor.
Poco a poco la convivencia de los vecinos de este barrio, se ha ido adaptando a la nueva forma de celebrar a sus santos.
La celebración del Niño de Atocha data del 6 de enero de 1924, cuando se colocó la primera piedra del templo construido en su honor y cada 2 de enero es cuando el pueblo de este antiguo barrio realiza el festejo principal.
Los habitantes del barrio reconocen el apoyo que han recibido de las
autoridades para regresar estos festejos al pueblo y rescatar las tradiciones que le dan identidad a los tuxtlecos.
