Es su punto de partida, su memoria y su motor creativo

STAFF NOTICIAS

Diciembre no es solo una temporada para La Trouppe: es su punto de partida, su memoria y su motor creativo. Desde hace más de cuatro décadas, este mes ocupa un lugar central en la historia de la compañía, no únicamente por su presencia constante en la cartelera navideña, sino porque marca el nacimiento formal del grupo. Como recuerda Carmen Luna, actriz que da vida a Noni Pelusas, aunque la idea de la agrupación comenzó a gestarse a inicios de los años ochenta, fue en 1985 cuando adoptaron oficialmente el nombre de La Trouppe, fijando el 8 de diciembre como su aniversario.

“Somos hijos de diciembre. En ese mes nacimos y en ese mes empezamos en el escenario. Para nosotros es tiempo de magia, de creación, de volver a empezar”, afirma Luna. Esa carga simbólica se traduce cada año en el deseo de regresar al escenario con una propuesta que dialogue con la temporada desde el juego, la imaginación y el humor.

Con ese espíritu, La Trouppe celebra 45 años de trayectoria con Feliz Navitrouppe, un espectáculo que combina clown, títeres y teatro negro para reinventar la Navidad desde una mirada lúdica, festiva y profundamente mexicana. La obra parte de una premisa sencilla: Santa Claus pide a Los Truppos crear un villancico nuevo, detonando un viaje escénico donde árboles cantan, pingüinos bailan tap, duendes irrumpen sin aviso y los personajes atraviesan un universo de color que culmina en un baile de salsa.

Lejos de reproducir la Navidad tradicional, la compañía ha construido un lenguaje propio. “Nunca nos hemos asumido como un colectivo que repite fórmulas. A la Navidad clásica le inyectamos imaginación. No es pastorela ni cuento convencional; es una Navidad truppetera, donde todo puede suceder”, explica Luna.

Esa filosofía se ha mantenido durante más de cuatro décadas y se sostiene en una convicción clara: no infantilizar ni subestimar a las infancias. Para La Trouppe, la mirada del niño es la brújula que define el ritmo y las decisiones artísticas. “El niño es inteligente, sensible y profundo”, subraya la actriz.

Aunque reconoce que el ritmo visual de las nuevas generaciones exige mayor precisión y energía, asegura que la capacidad de asombro sigue intacta. De ahí que el montaje apueste por la sorpresa constante, la velocidad escénica y una manufactura artesanal que integra nuevas tecnologías sin perder el trabajo manual y colectivo.

En escena, 19 personas funcionan como un mecanismo preciso donde cada integrante domina varios oficios: construyen títeres, cosen vestuario, pintan escenografías y operan utilería. “Somos una compañía de las de antes”, dice Luna, destacando que esa ética de trabajo es parte esencial de su identidad.

Más que un espectáculo navideño, Feliz Navitrouppe es una declaración de principios y un regreso al origen: un teatro que confía en la imaginación, celebra el juego y entiende la Navidad no como solemnidad, sino como un espacio para crear. La función se presenta el 21 de diciembre, a las 13:00 horas, en el Lunario del Auditorio Nacional.

FOTO: CORTESÍA

PIE DE FOTO: Más que un espectáculo navideño, Feliz Navitrouppe es una declaración de principios y un regreso al origen.