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El Juego de Estrellas de la WNBA de 2025, celebrado en Indianápolis, quedó grabado en la memoria colectiva, no por las clavadas o los tiros de tres puntos, sino por una poderosa manifestación de unidad laboral. Durante el calentamiento, las 22 jugadoras All-Stars se alinearon luciendo camisetas negras con la contundente leyenda: «Páguenos lo que nos deben». Este lema hacía referencia directa a las negociaciones colectivas en curso entre la Asociación de Jugadoras de la WNBA (WNBPA) y la WNBA, conversaciones que las jugadoras sentían que no habían producido los avances esperados.
La decisión de usar estas camisetas, un acto de protesta pública de alto impacto fue posible gracias a un acuerdo unánime de todas las 22 All-Stars, subrayando un principio de solidaridad que ha sido fundamental entre las jugadoras de la WNBA desde sus inicios.
UN SINDICATO DE INTERESES DIVERSOS
A pesar de la unidad mostrada, el sindicato, liderado por la directora ejecutiva Terri Jackson, se enfrenta a una mesa de negociación compleja debido a la diversidad de realidades económicas y profesionales de sus miembros. Las jugadoras en la WNBA representan un crisol de intereses:
Realidades Económicas Dispares: Algunas jugadoras son ya millonarias gracias a lucrativos contratos de patrocinio y negocios fuera de la cancha. En contraste, otras dependen casi exclusivamente de sus salarios en la WNBA, que en 2025 oscilaban entre los $66,079 dólares (el mínimo) y los $249,244 dólares (el supermáximo), o de sus ingresos en ligas internacionales.
Ciclos de Carrera: El sindicato debe balancear las necesidades de jugadoras con contratos de novatas, quienes buscan establecerse y asegurar el futuro, con las de veteranas cerca del retiro.
Intereses Específicos: La membresía incluye madres, jugadoras internacionales que enfrentan reglas de prioridad en el extranjero y futuras promesas del draft de la WNBA.
Nuevos Actores: Como novedad en esta ronda de negociaciones, algunas jugadoras tienen ahora participación accionaria o incluso son cofundadoras de otras ligas profesionales, añadiendo una capa de complejidad a la perspectiva de la base salarial.
Tanto la WNBPA como la WNBA han calificado el objetivo de este nuevo convenio colectivo como «transformador». Sin embargo, el principal desafío para Terri Jackson es asegurar que los intereses de las miembros de base del sindicato estén protegidos con el mismo vigor que los de las grandes estrellas de la liga, manteniendo la unidad ante un panorama financiero cambiante.
LA BATALLA DE TERRI JACKSON
Terri Jackson, quien asumió el cargo de directora ejecutiva en 2016, participa en su segunda negociación colectiva. Ella lideró la consecución del acuerdo de 2020, un pacto que supuso avances significativos para las jugadoras, incluyendo aumentos salariales notables, la promoción de un mercado de agentes libres más dinámico y mejoras en las políticas de maternidad y permiso parental.
Jackson y la comisionada de la WNBA, Cathy Engelbert (quien asumió en 2019), colaboraron eficazmente en el acuerdo de 2020, pero su relación parece haberse enfriado desde entonces, con Jackson criticando abiertamente declaraciones de Engelbert sobre el odio en línea.
Ante la fecha límite del 30 de noviembre para la firma del nuevo convenio colectivo, el sindicato ha intensificado sus críticas a la WNBA y la NBA con tácticas de presión como el uso de las camisetas en el Juego de Estrellas, intentando influir en la opinión pública. Con tanto en juego, este convenio podría marcar un hito en la era de Jackson y en el futuro económico de la liga.
PIE DE FOTO: La protesta en el Juego de Estrellas de 2025 subraya la fractura entre la WNBPA y la Liga. El desafío para el sindicato es unificar los intereses de jugadoras millonarias, veteranas y novatas antes de la fecha límite del 30 de noviembre.
FOTO: CORTESÍA
