Su escritura es profunda y poética, marcada por un lirismo que transforma lo cotidiano en experiencia estética

KARLA GÓMEZ NOTICIAS

Dicen que hay lugares donde las sombras no asustan, sino que enseñan. Donde el límite entre lo real y lo imaginario se difumina, y lo cotidiano se vuelve ritual. En ese territorio habita la voz de Merly Macías, dramaturga, actriz y docente que ha hecho del teatro un espacio simbólico donde la emoción, la palabra y el cuerpo dialogan con lo invisible.

Su escritura es profunda y poética, marcada por un lirismo que transforma lo cotidiano en experiencia estética. En su reciente publicación Liminal, una antología dramática, Macías combina lo teatral con lo literario para construir un universo onírico, íntimo y perturbador. A través de tres obras —Hambre, Grayas y Amorosa— explora los bordes de la existencia humana: la desesperación, el destino y la pasión. En ellas, la autora revela las fisuras de la razón y el misterio del deseo, proponiendo un teatro que se mueve entre lo gótico y lo contemporáneo.

“Liminal”, comenta Macías, alude a ese espacio de transición donde nada es completamente real ni completamente imaginado. Es el umbral, el instante previo a la transformación, donde el ser humano se enfrenta a su verdad más cruda. Cada escena parece flotar entre la vigilia y el sueño, y en ese estado ambiguo los personajes se desnudan ante su propio abismo.

Desde muy joven, Merly Macías encontró en el teatro un llamado irrenunciable. Sus primeros pasos se dieron en la preparatoria, donde descubrió la magia del escenario y comprendió que el arte escénico podía ser una forma de vida, una manera de entender el mundo. Hoy, su voz representa una generación de creadoras que rompen silencios y habitan la palabra con autenticidad.

Al preguntarle sobre los desafíos que enfrentan las mujeres en el ámbito artístico y literario, Macías reflexiona que la lucha no sólo está en conseguir espacios, sino en transformar las narrativas que históricamente las han limitado. “Crear desde lo femenino”, dice, “no es una etiqueta, sino una forma de mirar el mundo desde la complejidad y la fuerza de nuestras propias experiencias”.

Para Merly Macías, el teatro no es solo escenario ni palabra: es un acto de comunión. Lo concibe como un espacio vivo de encuentro, donde la comunidad puede verse reflejada y cuestionarse. En Liminal, esa búsqueda se hace evidente: los personajes cruzan fronteras, habitan los márgenes y nos recuerdan que vivir es, siempre, estar en tránsito.

Así, su obra nos invita a mirar más allá de lo evidente, a encontrar la belleza en lo incierto, en ese territorio donde la razón se quiebra y surge lo poético. Porque, como sugiere Merly Macías, solo en lo liminal —en el borde entre lo que somos y lo que tememos ser— el arte se vuelve verdaderamente humano.

FOTO: KARLA GÓMEZ

PIE DE FOTO: Para Merly Macías, el teatro no es solo escenario ni palabra: es un acto de comunión.