KARLA GÓMEZ NOTICIAS

La Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) y el Festival Internacional Cervantino (FIC), en su edición 53, como una de las últimas actividades del Circuito Cervantino presentaron Habitación Macbeth, una experiencia escénica escrita, actuada y dirigida por el argentino Pompeyo Audivert, con violonchelo en vivo de Claudio Peña. La función gratuita se llevó a cabo en un completamente lleno Pabellón Escénico.
Concebida para un solo actor y un instrumento, Habitación Macbeth propone una experiencia radical en la que Audivert encarna y desgarra a reyes, brujas, fantasmas, asesinos y víctimas que conforman la tragedia de William Shakespeare. Lo hace desde el límite físico y mental del cuerpo, para exponer el pulso de la traición, el vértigo de la ambición y el desgaste moral que deja el ejercicio del poder. “No es teatro contado, es teatro que te cae encima y te aplasta”, dijo emocionada Guillermina Méndez, una de las espectadoras al término de la función, la noche del 27 de octubre de 2025.
“Los peores traidores son los mejores actores”, se escuchó al inicio de la obra, y esa frase marcó el tono de lo que siguió en el escenario: un territorio en el que las brujas, figuras centrales en la tragedia shakespeariana, nombran a Macbeth, anuncian su ascenso y, al mismo tiempo, su caída.
Lo que en Shakespeare es la historia de un usurpador escocés, en Habitación Macbeth se vuelve un espejo de cualquier régimen que se construye sobre la traición, el asesinato estratégico y la manipulación del relato oficial: Macbeth es el instrumento del propio sistema.
El descenso psicológico del personaje fue uno de los ejes más potentes de la función. Audivert lleva a Macbeth de la euforia homicida a la paranoia absoluta: el personaje escucha voces que lo acusan de asesinato, ve a Banquo ensangrentado ocupar su mesa de banquete, conversa con espectros que le reclaman sepultura y soporta la mirada del hijo decapitado de un enemigo. El resultado en escena es físico: sudor, respiración entrecortada y palabras lanzadas casi al borde del colapso.
El montaje se sostiene con recursos mínimos y de enorme precisión. El cuerpo y la voz de Audivert son el centro absoluto, que alterna registros, edades, géneros y estados de conciencia sin transición visible. El violonchelo en vivo de Claudio Peña es la contraparte dramática: rasga el aire, lo tensa, marca cortes de respiración; a veces parece un latido, en otras una cuchillada. La iluminación, diseñada por Horacio Novelle, aparece y desaparece como un destello que devela apenas un fragmento de la culpa. En tonos minimalistas se expresan la escenografía de Lucía Rabey y el vestuario de Luciana Gutman.
Habitación Macbeth sucede literalmente en una habitación mental: un cuarto en el cual Macbeth planea, mata, recuerda, delira y constata que ya no hay retorno. Esa clausura es clave para la lectura política de Audivert. No hay “afuera”: el bosque avanza, el enemigo se disfraza de ramas, la profecía se cumple. Cuando Macbeth comprende que “el bosque viene a buscarme”, ya no hay grandeza épica, sólo miedo. “¿Qué manos son estas?”, grita, cuando ya no reconoce las propias.
Pompeyo Audivert es director, actor, dramaturgo y maestro de teatro. Desde 1990 encabeza el Teatro Estudio El Cuervo, en Buenos Aires, Argentina, un espacio clave de la escena independiente. Es autor del libro El piedrazo en el espejo (Teatro de la fuerza ausente), en el que propone romper el espejo del realismo –no reproducir la realidad, sino fracturarla para mostrar lo que esa realidad intenta ocultar–.
Habitación Macbeth nació durante el confinamiento sanitario, cuando el creador entendió que “la única zona teatral que quedaba para mí era mi propio cuerpo”. Desde entonces lleva la pieza por el continente, como un trabajo de riesgo físico y político. Con dicho montaje recibió reconocimientos a Mejor Actor, Mejor Dirección y Mejor Adaptación en los Premios Teatro del Mundo, y en 2024 fue declarado de Interés Cultural por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires, Argentina.
FOTO: KARLA GÓMEZ
PIE DE FOTO: Habitación Macbeth nació durante el confinamiento sanitario, cuando el creador entendió que “la única zona teatral que quedaba para mí era mi propio cuerpo”.
