Raúl Eduardo Bonifaz

El hecho de que la Presidenta de la República decida ir al lugar de los acontecimientos es importante, no solo porque puede tomar decisiones en el lugar que se requiere, sino también porque es un factor de movilización de las autoridades en diferentes niveles. Si va la Presidenta, no hay pretexto para no llegar a donde se requiere.
En ese orden es importante hacer un reconocimiento apropiado al esfuerzo presidencial. En las buenas y en las malas, comienza a aparecer la figura efectiva de la Primera Mandataria.
Nos duele, de nuevo los desaparecidos por el desastre natural. De nuevo los fallecidos por estar en el camino que suelen recorrer las tragedias. Varios municipios y poblados vieron y sintieron pasar las aguas violentadas por temporales que no siempre son previsibles. Seguramente hubo previsiones y seguramente hubo también previsiones no atendidas en diversos niveles de gobierno. Seguramente hubo incapacidades de diferentes grados, pero también se puede decir que no hubo, casi en la totalidad del escenario, intenciones de causar daños.
Fallecidos y desaparecidos es, sin dudas ni discusiones, una tragedia para todos los mexicanos. Por supuesto, no se trata de números ni algo parecido, sencillamente son seres humanos. Es un golpe que, con toda seguridad, no alegra a nadie ni debe abrir el camino para ninguna clase de perversiones en el manejo de la información.
Es posible, y muy probable, que haya habido tardanzas o ausencias de funcionarios. Es probable que muchos gobernantes de los diferentes niveles no hayan estado a tiempo. Sin embargo, estas situaciones deben valorarse en las circunstancias que les correspondieron y ya deben evitarse.
No es lo mismo llegar a una ciudad con carreteras alternativas que a un poblado en el que los caminos de terracería se derrumbaron y no hay ni equipo ni otros recursos para hacer reparaciones. No es lo mismo llegar de día a un punto que hacerlo de noche y bajo aguaceros en grados que, superan lo torrencial. Estos atrasos o ausencias tienen explicaciones, pero no puede haber tardanzas.
Lo que no se explica es que persista la práctica de desestimar los hechos, de decir que fueron pocos los daños, de afirmar que no hay víctimas o que los desbordes fueron pequeños y que ya todo está bajo control. Es explicable que la normalidad tarde mucho tiempo en regresar y también, desafortunadamente, es necesario reconocer que la vida de los afectados ya no volverá a ser la misma, a pesar de todos los esfuerzos y apoyos que se brinden.
Esta vez, afortunadamente, hay un punto muy positivo a considerar. Se trata de las acciones de la Presidenta de la República. La Dra. Claudia Sheinbaum ha llegado con toda la rapidez posible y estado en el lugar de los hechos para hacer frente a los diversos problemas. La Presidenta atiende lo urgente, lo vital, y deja el diagnóstico para las instancias especializadas en esos temas. Atiende las peticiones y, lo que es importante, las quejas y expresiones de descontento ciudadano. Muchos funcionarios fueron reprendidos oportunamente.
@Bonifaz49