Señalan que lucharon con el movimiento zapatista para mejorar sus condiciones de vida pero siguen sin acceder a los servicios básicos

Jhonatan González NOTICIAS

Son cerca de 15 mil indígenas tzeltales de la Selva Lacandona en Ocosingo, Chiapas, que aún permanecen en el olvido.
En entrevista Vicente González, habitante del Ejido Pichucalco, relató que hace 30 años, en 1994, lucharon con el movimiento zapatista para mejorar sus condiciones de vida pero siguen sin acceder a los servicios de energía eléctrica, vías de comunicación, hospitales y educación.
“Caminamos en la lluvia, en el lodazal, como en este tiempo como dice aquí el compañero, piquetes de culebras, a veces los partos, no hay medio para salir al hospital, a veces las hermanas mueren por el parto, quedan en el camino, llevamos nuestros caballos, queda atascado en el lodo de nuestro caballo. ¿Qué podemos hacer? Pues no hay cómo para salir”, precisó.

En total son seis rancherías y seis comunidades las que permanecen aisladas. Se trata de Amador Hernández, Iguanal, Plan de Guadalupe, Ibarra, Candelaria y Pichucalco, por mencionar algunas.
Lilia Gómez, habitante del Ejido Pichucalco, explicó que en las aulas construidas de madera los estudiantes de primaria esperan a los maestros que a 17 días del inicio del ciclo escolar no han llegado. “Necesitamos maestros de primaria, maestros de secundaria, hay algunos padres de familia que fueron a dejar a sus hijos hasta San Cristóbal, hasta están en Chalco Estado de México. ¿Por qué? Por el motivo que no hay escuelas de secundaria, universidad”.
En esta región de Chiapas donde el progreso no ha llegado, desde hace siete años se suspendieron las brigadas de salud aéreas, mientras que en el Centro de Salud que es atendido por un partero solo hay unos cuantos medicamentos caducos.
Para llegar a un hospital en la cabecera municipal solo existen dos formas: caminar entre 9 y 12 horas o pagar el servicio de avioneta que cuesta alrededor de 5 mil pesos por persona.

Jorge Hernández, quien se desempeña como partero de la comunidad Pichucalco, reveló que la última muerte infantil por falta de atención ocurrió en abril de este año. “Venía normal el bebé, todo, pero a la hora del tiempo de cuando nació, llegó el tiempo de su nacimiento, ya vino muy mal, fue muy gordo también el bebé, muy grande, ya no lo pudo vivir, falleció, ya estaba muerto y no lo pudimos sacar porque fue a las 8 de la noche”, precisó.
De manera organizada los indígenas tzeltales se manifestaron este miércoles en la comunidad Pichucalco, donde Manuel Cruz habitante de la comunidad Candelaria, indicó que una de las demandas principales es la reparación del puente cristalino que ellos mismos hicieron y que sirve para atravesar la cuenca del río Perla.
“Nuestra vital necesidad para que sepa el gobierno federal, el gobierno del estado, aquí­ es donde tantas veces hemos hablado, donde caminamos de 10 a 12 horas para llegar a nuestra comunidad”, puntualizó.
En estas comunidades a pesar de las estrategias que han implementado las autoridades para combatir el rezago social, aún no han hecho efecto. Sin embargo, para muchos de los jóvenes, migrar no es una opción, sino una obligación para poder ayudar a sus familias.

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Son cerca de 15 mil indígenas tzeltales de la Selva Lacandona en Ocosingo, Chiapas, que aún permanecen en el olvido.
Foto: Jhonatan González