La milenaria tradición de los Hojeros de Terán en Chiapas
Karla Gómez NOTICIAS



En lo profundo de Quintana, Jiquipilas, Chiapas, se alza el imponente Cerro Estoraque, testigo silente de una tradición arraigada en el corazón de los habitantes de la región: la recolección de la flor de Espadaña por parte de los Hojeros de Terán, una ceremonia que se ha repetido ininterrumpidamente durante 70 años.
Esta ancestral práctica no solo constituye un acto de devoción, sino también un vínculo con la historia y la identidad cultural de la comunidad. Cada año, hombres y mujeres se congregan para participar en este ritual que honra la figura de don Pedro González Cabrera, quien en 1954 introdujo las hojas de Espadaña en la hermita de la Santa Cruz, marcando el inicio de una tradición que perdura hasta nuestros días.
Según relata el reconocido cronista Ulises Valadez, los Hojeros de Terán se organizan en seis grupos, distribuidos en Terán, San José y C.C.I. El 27 de abril, se aventuran hacia las alturas del Cerro Estoraque, donde llevan a cabo la recolección de las preciadas hojas de Espadaña, iniciando así un emotivo recorrido de regreso a pie.
El 29 de abril, los Hojeros arriban a San José o C.C.I., y el 30 de abril se reúnen en torno a la Santa Cruz, velando con devoción y solemnidad, acompañados por las hojas de Espadaña que constituyen el símbolo de su fe. Finalmente, el 1 de mayo, se congregan en la gasolinera Terán para emprender el tradicional recorrido por las calles principales, culminando en la Parroquia, una costumbre que se ha repetido durante cuatro décadas.
Para los Hojeros, esta tradición va más allá de un simple acto religioso. Es una oportunidad para expresar gratitud, solicitar bendiciones y fortalecer la fe en la Santa Cruz, una figura que les brinda esperanza y aliento en su diario vivir. En medio de la belleza natural del Cerro Estoraque, esta ceremonia se erige como un testimonio vivo de la persistencia de las tradiciones ancestrales y su profundo significado en la vida de quienes las practican.
Foto: Karla Gómez
Pie de foto: Esta ancestral práctica no solo constituye un acto de devoción, sino también un vínculo con la historia y la identidad cultural de la comunidad.